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Un ícono costero que desafía el tiempo

Por Redacción

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Una fortaleza costera que respira historia

En lo alto de un acantilado en Watch Hill, Rhode Island, se levanta una casa blanca frente al mar. Es High Watch, también llamada Holiday House. Taylor Swift la compró en 2013 por 17,75 millones de dólares. La mansión, construida en 1929, domina el Atlántico con vistas imponentes y jardines amplios.

No es solo una residencia. Es parte del universo Swift. Cada espacio combina el encanto clásico de Nueva Inglaterra con un estilo moderno y sereno. High Watch es una pieza de historia convertida en refugio personal.

Renovación millonaria

En 2025 comenzó una nueva etapa para la casa. Swift ha iniciado una renovación que superará los 1,7 millones de dólares. Los permisos confirman una ampliación con nuevas habitaciones, baños y una cocina completamente rediseñada.

Fuentes cercanas aseguran que la artista planea vivir allí con su pareja, Travis Kelce. La mansión pasará de ser un retiro de verano a su residencia principal. Es un cambio que refleja una evolución: de símbolo mediático a hogar íntimo.

La llegada de Taylor cambió la rutina de Watch Hill. Los vecinos ven cómo la fama transforma el paisaje tranquilo del litoral. Algunos celebran su presencia; otros prefieren mantener la discreción.

Entre la canción y la leyenda

High Watch es también un escenario emocional. Aquí nacieron las famosas fiestas del 4 de julio, las Taymerica Parties, que reunieron a celebridades y amigos. En estas terrazas frente al mar, Swift encontró inspiración para su tema “The Last Great American Dynasty”.

La canción narra la historia de Rebekah Harkness, antigua propietaria de la casa. Dos mujeres, dos épocas, un mismo espíritu rebelde. La letra conecta el pasado de la mansión con la identidad de su nueva dueña.

El futuro de un ícono costero

Con las reformas en marcha, los expertos estiman que el valor de la propiedad podría superar los 25 millones de dólares. Pero más allá de la cifra, lo importante es el significado.

High Watch simboliza el equilibrio entre lo clásico y lo contemporáneo, entre el éxito público y la vida privada. Taylor Swift ha transformado esta casa histórica en su propio manifiesto: un lugar donde el lujo se encuentra con la introspección.

High Watch no es solo una mansión. Es una declaración de estilo, poder y evolución. El refugio donde la artista más influyente del mundo escribe su siguiente capítulo.