Un icono que fusiona lujo y poesía mecánica
Jaeger-LeCoultre ha convertido la observación del cielo en un arte que se lleva en la muñeca. El Master Ultra Thin Moon, uno de sus relojes más aclamados, combina la estética más refinada con la precisión mecánica más exigente. Con su perfil ultradelgado, su complicación de fases lunares y su esfera azul degradada, esta pieza seduce tanto por su belleza como por su carácter técnico. Es un reloj pensado para quienes buscan algo más que dar la hora: desean portar una declaración de estilo, cultura y savoir-faire.
Diseño que captura el cielo nocturno
La caja de 39 mm en oro rosa alberga una esfera azul medianoche que se degrada sutilmente desde el centro hacia los bordes, evocando el cielo en su máximo esplendor. El acabado sunray crea reflejos que cambian con la luz, aportando dinamismo visual. Las manecillas tipo Dauphine, los índices aplicados en oro y los discretos puntos de realce conforman un conjunto armónico, equilibrado y reconocible.
Jaeger-LeCoultre ha logrado que cada elemento dialogue con la complicación principal: el indicador de fases lunares situado a las 6 h. Sobre un disco pulido, la luna y las estrellas emergen con un brillo que contrasta con el fondo azul profundo, ofreciendo una lectura clara y poética al mismo tiempo.
La complicación lunar: precisión con alma poética
El Master Ultra Thin Moon no solo muestra las fases de la luna con exactitud, sino que lo hace con una delicadeza estética que invita a la contemplación. La indicación está rodeada por un discreto fechador, una solución que añade funcionalidad sin romper la pureza del diseño.
En la alta relojería, esta complicación simboliza el vínculo entre el tiempo humano y el ciclo natural. En este modelo, Jaeger-LeCoultre convierte ese vínculo en un guiño constante a quienes aprecian tanto la precisión como la belleza intangible.
Un calibre fino, potente y fiable
En el corazón del reloj late el calibre automático 925, íntegramente desarrollado y fabricado por Jaeger-LeCoultre en su manufactura del Vallée de Joux. Con solo 4,9 mm de grosor, ofrece una reserva de marcha de 70 horas y una frecuencia de 4 Hz, garantizando precisión y estabilidad en el tiempo.
A través del fondo de zafiro transparente, el propietario puede admirar sus acabados: Côtes de Genève, tornillos azulados y un rotor en oro rosa con grabados finos. Es una demostración visible de que, incluso donde el ojo no suele mirar, Jaeger-LeCoultre cuida cada detalle.
Comodidad pensada para el día a día
A pesar de su sofisticación, el Master Ultra Thin Moon está diseñado para integrarse en la rutina diaria del usuario. Su perfil ultraplano de 9,3 mm le permite deslizarse sin esfuerzo bajo el puño de la camisa o el blazer. La correa de piel de aligátor azul, con sistema de intercambio rápido, combina resistencia y flexibilidad, y su hebilla en oro rosa aporta un toque extra de distinción.
Además, con resistencia al agua de hasta 5 bar, el reloj soporta perfectamente los imprevistos cotidianos, sin perder su carácter de pieza de alta relojería.
El sello de la excelencia Jaeger-LeCoultre
Cada Master Ultra Thin Moon pasa la exigente prueba de las 1000 horas: más de seis semanas de controles de precisión, resistencia y estética, que van más allá de los estándares habituales de la industria. Esta certificación interna es una garantía de calidad y longevidad, y un motivo de orgullo para la marca.
Jaeger-LeCoultre, fundada en 1833, ha creado más de 1.200 calibres diferentes y mantiene un compromiso constante con la innovación y la artesanía. El Master Ultra Thin Moon es, así, una síntesis perfecta de tradición y modernidad.
Una pieza para quienes saben elegir
Es mucho más que un reloj. Es un objeto que habla de cultura, de aprecio por los detalles y de una visión del lujo que trasciende modas. Su esfera azul como un cielo estrellado, su caja de oro rosa, su calibre ultrapreciso y su complicación lunar lo convierten en una obra de arte portátil.
En un mundo donde el tiempo parece escaparse, Jaeger-LeCoultre propone una manera distinta de vivirlo: con elegancia, precisión y la contemplación serena del paso de la luna. Una invitación a quienes buscan que cada segundo cuente… y cuente bien.