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La botella-joya que redefine el aceite de oliva

Por Redacción

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Una joya de cristal con apenas 250 ml de “oro líquido”

Cortijo Espíritu Santo, empresa jiennense dedicada a la producción de aceite de oliva virgen extra, ha sorprendido al mercado con un producto que trasciende lo gastronómico: una botella-escultura diseñada por la artista holandesa Ángela Teunissen. La pieza, de cuatro kilos de peso y tan solo 250 ml de capacidad, se comercializa por 325 euros y se presenta como una síntesis entre arte contemporáneo y cultura del aceite andaluz.

El envase, realizado en cristal soplado, representa la unión entre la forma orgánica de una gota y la elegancia escultórica de una obra de galería. Cada unidad está numerada y acompañada por un certificado de autenticidad, subrayando su carácter de edición limitada y su vocación coleccionista.

Una escultura líquida

La artista Ángela Teunissen ha concebido esta botella como una obra de arte funcional. Inspirada en la pureza del aceite virgen extra, la creadora buscó “capturar la fluidez y la luz” del producto en una pieza que pudiera contemplarse tanto como degustarse. La estructura, con líneas curvas y un cuerpo transparente, encierra el aceite como si se tratara de una joya suspendida.

El resultado no es solo un envase, sino una escultura en la que el diseño y la materia se funden. Su forma recuerda a dos gotas que se encuentran, metáfora visual del vínculo entre la naturaleza del olivar y la mano del artista. Por ello, cada ejemplar ha sido producido artesanalmente, lo que explica su peso, su delicadeza y su precio.

Tradición jiennense y exclusividad internacional

Con esta iniciativa, Cortijo Espíritu Santo refuerza su apuesta por el lujo sostenible y la valorización del aceite de oliva virgen extra como símbolo cultural. Situada en Úbeda (Jaén), la firma lleva años trabajando en la producción ecológica y en la innovación del diseño de envases, logrando posicionarse entre los nombres más prestigiosos del sector gourmet.

La botella-escultura encarna esa dualidad entre tradición y vanguardia: un producto nacido de los olivares centenarios de Jaén, pero con una presentación digna de las vitrinas del diseño europeo. Su exclusividad ha despertado interés en coleccionistas, museos gastronómicos y amantes del arte contemporáneo.

El valor de una experiencia sensorial

Más que un simple aceite, esta creación busca provocar una experiencia estética completa. Desde la textura del vidrio hasta el tono dorado del líquido, todo ha sido pensado para resaltar el carácter emocional del consumo. La pieza invita a reconsiderar la relación entre alimento y arte, y a situar el aceite de oliva en el mismo nivel de apreciación que una obra escultórica.

Con esta fusión de arte y gastronomía, Cortijo Espíritu Santo abre un nuevo camino en la cultura oleícola: transformar un producto cotidiano en un objeto de contemplación. Una propuesta que reivindica el valor simbólico del “oro líquido” y lo eleva al rango de pieza única.