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Formentera, el pequeño gran paraíso del Mediterráneo

Por Redacción

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Formentera se ha consolidado como uno de los destinos más deseados del Mediterráneo para quienes buscan calma, naturaleza y un punto de exclusividad. A pocos minutos en barco desde Ibiza, esta pequeña isla sorprende por sus aguas turquesas, sus playas de arena blanca y un ambiente bohemio que todavía conserva el espíritu hippie de antaño. Además, su tamaño reducido permite recorrerla con facilidad, lo que invita a una escapada donde cada día puede dedicarse a una zona diferente sin prisas.

Por todo ello, viajar a Formentera es ya sinónimo de desconexión, vacaciones a fuego lento y, cada vez más, de lujo relajado.

Qué visitar: playas, faros y rincones con encanto

Para empezar, ningún viaje a Formentera está completo sin una visita a Ses Illetes. Esta playa, situada al norte de la isla, es una larga lengua de arena blanca rodeada de mar por ambos lados. Sus aguas poco profundas y de un azul casi irreal la han convertido en una de las estampas más fotografiadas del Mediterráneo.

A continuación, la Platja de Migjorn ofrece una versión más tranquila y extensa de la isla. Se trata de varios kilómetros de costa en los que se alternan tramos salvajes, pequeñas calas resguardadas y chiringuitos con mucho encanto. Es el lugar perfecto para largos paseos junto al mar, parar a comer en un restaurante frente a la playa y ver cómo cae la tarde sin mirar el reloj.

Por otro lado, el Caló des Mort y la zona de Es Caló son pequeños tesoros para los amantes del snorkel y las calas íntimas. Sus plataformas rocosas y sus aguas cristalinas permiten observar el fondo marino casi como si se estuviera en una piscina natural. Conviene llegar temprano en verano, ya que su reducido tamaño las hace muy codiciadas.

Más allá de las playas, los faros marcan el carácter de la isla. El Faro de la Mola, en lo alto de un acantilado, ofrece vistas espectaculares y un entorno casi místico, especialmente al atardecer. Mientras tanto, el Faro de Cap de Barbaria, al final de una carretera solitaria, se ha convertido en símbolo de Formentera y en parada obligatoria para contemplar la puesta de sol en absoluto silencio.

Finalmente, pueblos como Es Pujols concentran parte del ambiente nocturno y gastronómico: terrazas, restaurantes, pequeños comercios y paseos junto al mar permiten alargar la jornada en un ambiente animado pero aún íntimo.

Dónde alojarse: Five Flowers Hotel Formentera

En cuanto al alojamiento, quienes buscan una experiencia de gran lujo encuentran en el Five Flowers Hotel Formentera una apuesta segura. Es uno de los establecimientos más exclusivos de la isla y se sitúa en Es Pujols, a muy poca distancia de la playa y de la zona de restaurantes y bares.

Su diseño llama la atención desde el primer momento: combina el estilo hippie chic de Formentera con una estética contemporánea, llena de formas curvas, colores vivos y detalles inspirados en los años sesenta y setenta. Las habitaciones y suites, amplias y luminosas, están equipadas con duchas efecto lluvia, terrazas para relajarse tras un día de playa y tecnología pensada para el máximo confort del huésped.

Además, el hotel cuenta con una azotea espectacular, con piscina y zona de cócteles, donde se pueden disfrutar atardeceres con vistas al mar en un ambiente sofisticado. Completa la experiencia un spa para desconectar, gimnasio para los más activos y una cuidada oferta gastronómica que mezcla producto local y cocina creativa.

Un destino para desconectar con estilo

En definitiva, Formentera ofrece el equilibrio perfecto entre naturaleza virgen y servicios de alto nivel. Pasar el día entre Ses Illetes y Migjorn, descubrir calas escondidas como Caló des Mort, visitar sus faros al caer la tarde y regresar después a un hotel de gran lujo como el Five Flowers convierte una simple escapada en una experiencia inolvidable. Así, la isla se consolida como un pequeño gran paraíso donde es posible desconectar… pero sin renunciar a nada.