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Parmesano de larga vida, sabor de lujo

Por Redacción

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Un queso envejecido al límite

El Parmigiano Reggiano de curación extra, entre 36 y 48 meses, se ha convertido en uno de los caprichos favoritos de los amantes del queso en Europa. Frente a las versiones más jóvenes, este queso se madura durante años en condiciones muy controladas, lo que hace que solo una parte limitada de las piezas llegue a alcanzar estas curaciones tan largas. Esa escasez, unida al trabajo artesanal, ha aumentado su fama como producto gourmet de lujo.

Sabor y textura de una joya gastronómica

Con esa maduración, el Parmigiano Reggiano desarrolla un sabor mucho más intenso y complejo. Aparecen notas de frutos secos, caldo concentrado, mantequilla, hongos secos y toques tostados. La textura se vuelve muy granulada y quebradiza, con los típicos cristales que crujen al masticar. Por eso se suele servir en lascas irregulares, ideal para tomar solo, con pan crujiente o acompañado de mieles, frutos secos y vinagres balsámicos envejecidos.

Un lujo al alza en tiendas y restaurantes

En las tiendas especializadas y espacios gourmet, las piezas se venden a un precio claramente superior al de otros parmesanos de menor curación. Aun así, la demanda crece, porque muchos consumidores buscan productos exclusivos para ocasiones especiales. En restaurantes, este queso se utiliza para elevar platos aparentemente sencillos, como un risotto, una pasta fresca o una tabla de quesos pensada para compartir.

De ingrediente a protagonista

El fenómeno del Parmigiano Reggiano de curación extra demuestra cómo un producto tradicional puede transformarse en un símbolo de lujo gastronómico. Ya no se usa solo como simple rallado sobre la pasta, sino que se presenta como protagonista de la mesa, comparable a un buen vino, a un jamón de larga curación o a otros grandes productos gourmet. Para muchos aficionados, probar una buena lasca de parmesano se ha convertido en una pequeña experiencia de degustación.