La Sala Parés de Barcelona acoge la exposición “Figuraciones entre guerras 1914-1945”, una muestra colectiva que propone una revisión del arte figurativo catalán desarrollado entre la Primera y la Segunda Guerra Mundial. La exposición puede visitarse del 4 de diciembre de 2025 al 7 de febrero de 2026 en la histórica galería de la calle Petritxol.
Este proyecto expositivo se sitúa en un momento histórico especialmente complejo, marcado por profundas transformaciones políticas, sociales y culturales. A lo largo de estas tres décadas, Europa vivió dos guerras mundiales y, en el contexto español, una guerra civil que dejó una huella decisiva en la producción artística. En este escenario de crisis e incertidumbre, la figuración se mantuvo como un lenguaje vivo y cambiante, capaz de adaptarse a nuevas sensibilidades sin renunciar del todo a la tradición.
Un enfoque curatorial abierto y no lineal
Comisariada por Sergio Fuentes Milà, la exposición evita una lectura cronológica estricta y apuesta, en cambio, por un recorrido articulado a partir de afinidades, contrastes y diálogos entre obras y artistas. De este modo, la muestra permite observar cómo distintos lenguajes figurativos convivieron y se influyeron mutuamente durante el periodo de entreguerras.
Así, pintura y escultura se presentan como espacios de experimentación en los que los creadores exploraron nuevas formas de representación de la figura humana, el paisaje y la vida cotidiana. La exposición revela que la figuración no fue un bloque homogéneo, sino un territorio plural atravesado por tensiones entre continuidad y ruptura.
Artistas y obras: un panorama diverso
La selección reúne más de un centenar de obras de artistas fundamentales del arte catalán y de su entorno internacional. Entre los nombres presentes se encuentran Josep de Togores, Olga Sacharoff, Manolo Hugué, Joaquín Torres-García, Juan Gris, Julio González, Ricard Canals, Joaquim Sunyer, Miquel Villà, Josep Llorens Artigas, Rafael Barradas, Hermen Anglada Camarasa, Joaquim Mir, Helios Gómez y Ramón Calsina, entre otros.
Muchos de estos creadores mantuvieron una relación estrecha con los círculos artísticos de París, lo que favoreció la asimilación de corrientes como el postimpresionismo, el cubismo, el expresionismo o el surrealismo. Sin embargo, estas influencias fueron reinterpretadas desde una mirada propia, dando lugar a propuestas personales que enriquecen el panorama de la figuración catalana del periodo.
Entre tradición y modernidad
Uno de los ejes fundamentales de la exposición es la tensión constante entre la herencia de la tradición pictórica y la voluntad de renovación formal. Por un lado, algunas obras mantienen vínculos claros con el realismo y con modelos clásicos; por otro, aparecen planteamientos más audaces que fragmentan la figura, alteran la perspectiva o intensifican la carga expresiva.
En consecuencia, la figuración se muestra como un campo de investigación abierto, capaz de absorber los cambios estéticos y de responder a un mundo marcado por la inestabilidad. Las obras reflejan no solo una búsqueda formal, sino también una actitud crítica ante la realidad histórica que les tocó vivir a sus autores.
Arte, memoria y mirada contemporánea
Más allá de su dimensión histórica, la exposición establece un diálogo con el presente al abordar cuestiones como la identidad, la memoria colectiva y el papel del artista como testigo de su tiempo. Las obras expuestas funcionan como documentos visuales que permiten comprender cómo el arte respondió a la experiencia del conflicto, la crisis y la transformación social.
En este sentido, la muestra invita al espectador a reflexionar sobre la capacidad del arte para ofrecer resistencia, refugio o análisis en momentos de profunda incertidumbre, una cuestión que sigue siendo plenamente vigente en la actualidad.
Una revisión necesaria del arte catalán de entreguerras
En definitiva, “Figuraciones entre guerras 1914-1945” se consolida como una exposición clave para entender la evolución del arte catalán en la primera mitad del siglo XX. A través de una cuidada selección de obras y un planteamiento curatorial riguroso, la Sala Parés ofrece una mirada amplia y matizada sobre un periodo en el que la figuración se convirtió en un espejo complejo de la realidad histórica y humana de su tiempo.
