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Copenhague: Un viaje de bicicletas y cuentos de hadas

Por Redacción

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Copenhague, capital de Dinamarca, no solo es una de las ciudades más felices del mundo, sino también una de las más agradables para descubrir a pie o en bicicleta. Su tamaño compacto, su respeto por el medio ambiente, su estética escandinava y su profunda conexión con la historia convierten a esta ciudad en una joya para el viajero curioso. En Copenhague, el presente y el pasado conviven en armonía: castillos renacentistas se alzan cerca de rascacielos de diseño sostenible, y los cuentos de Hans Christian Andersen cobran vida en rincones inesperados.

La primera impresión es de orden, limpieza y belleza silenciosa. El viajero se desliza entre canales, parques impecables y barrios vibrantes, sintiendo que todo está cuidadosamente diseñado para la comodidad humana. Y lo está. Desde la eficiencia del transporte público hasta la calidez de sus cafés, todo en Copenhague invita a la pausa, a la contemplación, a dejarse llevar.

Lugares imprescindibles: entre historia y modernidad

Copenhague esconde una rica herencia monárquica que se despliega en sus palacios. El Castillo de Rosenborg, construido en el siglo XVII, alberga las joyas de la corona danesa en un entorno que parece sacado de un cuento. Muy cerca, el Palacio de Amalienborg sigue siendo residencia oficial de la familia real, y cada día ofrece el cambio de guardia como espectáculo para locales y turistas.

La figura más fotografiada de la ciudad es, sin duda, La Sirenita, estatua inspirada en el famoso cuento de Andersen. Aunque pequeña y sencilla, representa el espíritu melancólico y literario de la ciudad. No muy lejos de allí se encuentra Kastellet, una fortaleza en forma de estrella rodeada de un foso que hoy es parque y lugar de paseo.

Pero Copenhague no vive solo del pasado. El moderno puerto de Nyhavn, con sus casas de colores y barcos de madera, concentra restaurantes, terrazas y el ambiente más animado. Aquí vivió Andersen y aquí se respira el alma marítima de la ciudad. Más al sur, el barrio de Christianshavn y su famosa Ciudad Libre de Christiania muestran el lado más alternativo y bohemio, con murales, talleres artesanos y una comunidad autosuficiente que desafía las normas establecidas desde los años 70.

Para los amantes del diseño, el Museo de Diseño Danés y la Casa de la Ópera son visitas obligadas. Y para quienes viajan con niños, el parque de atracciones Tivoli Gardens, abierto desde 1843, ofrece una experiencia mágica de luces, jardines y nostalgia.

La capital del hygge y la bicicleta

El término hygge, intraducible pero omnipresente, define ese arte danés de disfrutar las pequeñas cosas. En Copenhague se vive en cada esquina: en las mantas de las terrazas, en la iluminación cálida de las casas, en los cafés donde se alargan las tardes de invierno con una taza de chocolate caliente. Hacer turismo aquí no es correr de monumento en monumento, sino sentarse a observar, a vivir.

La bicicleta es la gran protagonista. Más de la mitad de los habitantes la usan a diario, y hay carriles bici por todas partes. Existen servicios de alquiler accesibles como Donkey Republic o Bycyklen (con GPS incorporado) para que el turista se integre al flujo sobre dos ruedas. Es posible recorrer la ciudad en pocas horas sin prisas, disfrutando del ritmo pausado que se respira.

Gastronomía y compras con estilo nórdico

La cocina danesa vive un momento de esplendor gracias a la revolución de la Nueva Cocina Nórdica. Aunque muchos sueñan con reservar en el mítico Noma, existen alternativas más asequibles e igualmente deliciosas. Desde el mercado gourmet de Torvehallerne, con puestos de smørrebrød (pan negro con mil combinaciones), hasta restaurantes como Høst, Kødbyens Fiskebar o Broens Gadekøkken, donde probar mariscos frescos, carnes de caza o cervezas artesanas.

Para ir de compras, la calle peatonal Strøget reúne desde marcas internacionales hasta diseñadores locales. Pero los barrios de Vesterbro y Nørrebro ofrecen lo más auténtico: tiendas vintage, galerías de arte, moda sostenible y librerías con encanto.

Consejos prácticos para un viaje perfecto

  • Cuándo ir: La primavera y el verano son ideales, con días largos y temperaturas agradables. En diciembre, los mercados navideños y la decoración de Tivoli crean una atmósfera mágica.
  • Cómo moverse: A pie o en bici. El metro y los trenes son rápidos, limpios y puntuales. Una Copenhagen Card ofrece transporte y entrada a muchas atracciones.
  • Dónde dormir: Desde hoteles boutique como Hotel SP34 o 71 Nyhavn Hotel, hasta opciones más económicas y sostenibles como Steel House Copenhagen.
  • Idioma y moneda: Aunque el danés es la lengua oficial, todo el mundo habla inglés con fluidez. La moneda es la corona danesa (DKK), aunque se acepta tarjeta en casi todos los sitios.