Cada primavera, Sevilla se transforma en una ciudad de ensueño. Durante una semana, sus calles se llenan de color, música, trajes de flamenca y un ambiente festivo que parece surgir de un universo paralelo. La Feria de Abril no es solo una celebración, es un ritual colectivo que entrelaza historia, identidad y modernidad, consolidándose como uno de los eventos más icónicos del calendario festivo español.
Orígenes humildes: la feria ganadera de 1847
La primera Feria de Abril se celebró en 1847, cuando dos concejales del Ayuntamiento —el catalán Narciso Bonaplata y el vasco José María Ybarra— propusieron organizar una feria agrícola y ganadera. Sevilla ya contaba con ferias en siglos anteriores, pero la idea de un evento moderno y regulado cuajó rápidamente.
La primera edición, celebrada del 18 al 20 de abril en el Prado de San Sebastián, contó con más de 25.000 cabezas de ganado y fue un éxito inmediato. Aunque en sus inicios era puramente comercial, el ambiente festivo pronto se impuso: se montaron casetas improvisadas y se comenzó a tocar música.
Primeros cambios
En las décadas posteriores, la feria fue creciendo en importancia y tamaño. A finales del siglo XIX, la parte lúdica ya había eclipsado a la ganadera. La burguesía sevillana y los aristócratas comenzaron a instalar casetas privadas, con elaboradas decoraciones y zonas de comedor, convirtiendo la feria en un escaparate social.
Consolidación y símbolos icónicos del siglo XX
El traslado a Los Remedios
Uno de los cambios más importantes ocurrió en 1973, cuando la feria se trasladó al barrio de Los Remedios, junto al río Guadalquivir. El nuevo recinto ferial fue diseñado con una lógica más moderna, con calles amplias y cuadrículas bien definidas, aunque se mantuvo el encanto de las casetas tradicionales.
El alumbrado y la portada
Otro símbolo fundamental es la Portada, una estructura monumental de entrada que cambia de diseño cada año, inspirada en motivos arquitectónicos andaluces. El encendido del alumbrado —más de 200.000 bombillas— marca el inicio oficial de la feria y es uno de los momentos más esperados.
Los trajes y el paseo de caballos
El traje de flamenca, también conocido como traje de gitana, se ha convertido en emblema de la feria. Cada año evoluciona con nuevas tendencias, sin perder la esencia. Igualmente, el paseo de caballos y enganches por el recinto cada mañana aporta un aire señorial, evocando las tradiciones ecuestres de Andalucía.
El corazón de la feria: las casetas
En el recinto ferial se levantan más de 1.000 casetas, la mayoría de titularidad privada, gestionadas por familias, empresas o asociaciones. Algunas son auténticos palacetes en miniatura, con cocina, barra, salón, tablao y hasta pequeños jardines interiores.
Aunque tradicionalmente han sido de acceso restringido, desde los años 90 el Ayuntamiento ha impulsado la instalación de casetas públicas para hacer la feria más inclusiva.
Gastrononomía y bebida
En la feria no puede faltar el pescaíto frito, el jamón ibérico, las tortillas y los guisos caseros. En cuanto a bebidas, el rebujito —mezcla de manzanilla y refresco de lima— se ha convertido en el icono líquido de la fiesta.
La feria del siglo XXI: retos y transformaciones
Turismo masivo e internacionalización
En las últimas dos décadas, la Feria de Abril ha pasado de ser un evento casi exclusivamente sevillano a atraer a más de 500.000 visitantes anuales, incluyendo un número creciente de turistas extranjeros. Esto ha generado una doble tensión: por un lado, mayor visibilidad y dinamismo económico; por otro, críticas por la posible pérdida de autenticidad.
Digitalización y sostenibilidad
El Ayuntamiento ha comenzado a implantar tecnologías para hacer la feria más eficiente: gestión digital de accesos, iluminación LED, recogida selectiva de residuos y puntos de información inteligente. Además, se han propuesto medidas para reducir el impacto ambiental, como limitar el uso de generadores de gasoil y promover energías limpias.
Inclusividad y feminismo
También ha habido debates en clave social. Las asociaciones feministas han reclamado una feria más igualitaria, denunciando roles tradicionales impuestos en ciertos entornos. En paralelo, colectivos LGTBI y de diversidad funcional han promovido iniciativas para que todos puedan disfrutar de la feria con seguridad y respeto.
La feria pospandemia y el regreso del esplendor
La cancelación de la Feria en 2020 y 2021 debido al COVID-19 supuso un duro golpe emocional y económico para la ciudad. Sin embargo, el regreso en 2022 fue apoteósico, con récords de asistencia y un renovado entusiasmo ciudadano. La feria se reinventó sin perder su esencia.
Desde entonces, la organización ha mejorado en aspectos logísticos, y se ha potenciado la presencia institucional con una oferta cultural paralela: exposiciones, conciertos, talleres y visitas guiadas al recinto.
Una tradición viva que no deja de evolucionar
La Feria de Abril de Sevilla es mucho más que una fiesta: es una representación condensada del alma andaluza. Con más de 175 años de historia, ha sabido adaptarse a los tiempos sin romper con sus raíces. Cada abril, Sevilla se convierte en una postal viva, donde la alegría, la música, el arte y la convivencia brillan con una intensidad que solo esta ciudad sabe ofrecer.