Lookxury

Chopard Alpine Eagle Flying Tourbillon Rhône Blue: el susurro del lujo entre las cumbres

Por Redacción

|

El renacimiento de un icono

Hay historias que no solo se escriben con palabras, sino que se graban en el alma de quienes las viven. Chopard, una de las casas relojeras más respetadas del mundo, firma uno de esos relatos extraordinarios con su creación más reciente: el Alpine Eagle Flying Tourbillon Rhône Blue.

Inspirada en la majestuosidad de los Alpes suizos y en la mirada desafiante del águila imperial, la colección Alpine Eagle resucitó en 2019 como una oda moderna al mítico St. Moritz de los años 80. Detrás de este renacimiento estaba la visión de Karl-Friedrich Scheufele, actual copresidente de la Maison, quien entendió que los nuevos guardianes del lujo buscan en sus objetos no solo belleza, sino también un propósito, una historia que los conecte con algo más grande que ellos mismos.

El Flying Tourbillon Rhône Blue no es simplemente una evolución de esa visión: es su apoteosis. Un reloj que se eleva por encima de las modas pasajeras y que captura la esencia de una naturaleza indómita y sublime, reflejada en cada uno de sus detalles. Una pieza destinada no a seguir tendencias, sino a crear legado.

Belleza tallada en acero y luz

Contemplar el Alpine Eagle Flying Tourbillon Rhône Blue es como asomarse al reflejo del cielo en un lago alpino. Su caja, de 41 mm de diámetro y solo 8 mm de grosor, está fabricada en el innovador Lucent Steel™: una aleación exclusiva que combina la dureza de un material noble con el compromiso ético de Chopard por la sostenibilidad. Un acero reciclado en un 80%, dos veces más resistente que el acero tradicional, y que refleja la luz con un brillo seductor, casi líquido.

La esfera Rhône Blue, de un azul profundo y vibrante, ha sido trabajada en oro macizo, con un delicado tratamiento PVD que le confiere matices cambiantes según la incidencia de la luz. El motivo decorativo evoca el iris penetrante del águila, el animal totémico que inspira toda la colección. Desde el centro de la esfera, las texturas se irradian en ondas sutiles que parecen moverse con el simple parpadeo del ojo.

A las seis en punto, como un latido suspendido en el aire, se abre una ventana hacia el prodigio mecánico: el tourbillon volante. Sin apoyo superior, como flotando en un remolino de tiempo, su movimiento hipnotiza a quien lo contempla. Es el recordatorio silencioso de que incluso en la aparente quietud de las alturas, la vida nunca deja de fluir.

El brazalete, integrado en la caja, alterna superficies satinadas y pulidas que juegan entre sí como los contrastes de sombra y luz en la ladera de una montaña nevada. Cada eslabón ha sido diseñado para abrazar la muñeca con la misma naturalidad con la que un río sigue su curso.

El alma mecánica del vuelo

Debajo de esta estampa de belleza serena, late un corazón extraordinario: el calibre L.U.C 96.24-L, desarrollado íntegramente por los maestros relojeros de Chopard en sus talleres de Ginebra y Fleurier.

Este movimiento, certificado por el exigente Poinçon de Genève y el COSC, es una obra de arte en sí mismo. Con solo 3,3 mm de grosor, incorpora un micro-rotor de oro de 22 quilates que, como un pequeño sol escondido, alimenta dos barriletes apilados verticalmente, garantizando una generosa reserva de marcha de 65 horas.

La verdadera maravilla, sin embargo, reside en el tourbillon volante. Más que una complicación técnica, es una declaración estética y filosófica: liberar el mecanismo de su puente superior equivale a liberar el tiempo mismo, a permitir que vuele sin ataduras, como el águila que surca los cielos sin restricciones.

La decoración del movimiento, visible a través del cristal de zafiro posterior, revela un universo de detalles minuciosos: puentes perlados, Côtes de Genève, tornillos azulados… Todo en el Alpine Eagle Flying Tourbillon respira perfección, paciencia y amor por el oficio.

Este reloj no solo mide el tiempo: lo ennoblece.

Un lujo que mira al futuro

El Chopard Alpine Eagle Flying Tourbillon Rhône Blue no es un reloj pensado para cualquiera. Es para aquellos que saben reconocer el verdadero lujo: el que no grita, el que no necesita exhibirse, el que vive en el gesto, en la elección consciente, en la historia que cada objeto porta consigo.

Su producción, como toda la colección Alpine Eagle, se inscribe en la visión de sostenibilidad de Chopard: materiales reciclados, procesos éticos y respeto absoluto por la herencia natural que inspira sus diseños. Es, en definitiva, un reloj para un mundo que cambia y que exige nuevas formas de interpretar la excelencia.

Vestir esta pieza es abrazar una filosofía de vida: la del hombre que camina con paso seguro, guiado no por las tendencias, sino por sus propias convicciones; el que prefiere las cumbres silenciosas a los escenarios ruidosos; el que entiende que la verdadera elegancia no reside en la apariencia, sino en la autenticidad.

El Alpine Eagle Flying Tourbillon Rhône Blue es, simplemente, el reloj de los espíritus libres.

Ficha Técnica

  • Movimiento: Calibre L.U.C 96.24-L automático, micro-rotor de oro de 22 quilates, 65 horas de reserva de marcha, certificaciones COSC y Poinçon de Genève.
  • Caja: Lucent Steel™ (acero reciclado de alta resistencia y brillo), 41 mm de diámetro, 8 mm de grosor, resistencia al agua de 100 metros.
  • Esfera: Oro macizo tratado en Rhône Blue, motivo radial inspirado en el iris de un águila.
  • Funciones: Horas, minutos, segundos en el tourbillon volante.
  • Brazalete: Lucent Steel™ con eslabones satinados y pulidos, cierre desplegable triple.