Pocas joyas pueden presumir de una historia tan singular como la pulsera tipo tenis. Su nombre no nace en los salones de alta costura, sino en una pista del US Open de 1987, cuando la legendaria tenista Chris Evert interrumpió su partido al notar que había perdido su brazalete de diamantes. Aquella pieza, elegante y delicada, captó la atención de millones de espectadores. Desde entonces, la joya pasó a llamarse «tennis bracelet».
Lejos de ser solo una anécdota deportiva, este incidente dio origen a una de las piezas más deseadas del universo joyero contemporáneo. Con una hilera continua de diamantes perfectamente engastados en oro blanco, rosa o platino, la pulsera tipo tenis representa el equilibrio ideal entre lujo, ligereza y versatilidad.
El regreso triunfal: discreción con intención
En un mundo donde el lujo ya no busca gritar, sino susurrar elegancia, la pulsera tipo tenis ha resurgido como la opción predilecta de quienes buscan sofisticación sin ostentación. Actrices, editoras de moda y coleccionistas de joyas la lucen tanto con vestidos de gala como con camisas blancas y vaqueros, convirtiéndola en un accesorio atemporal y transgeneracional.
Según la plataforma de reventa de lujo The RealReal, la búsqueda de «tennis bracelets» aumentó un 34% en el último año, especialmente entre compradores de entre 30 y 45 años. Las versiones con diamantes naturales de alta calidad siguen siendo las más valoradas, aunque los modelos con piedras creadas en laboratorio también están ganando protagonismo entre quienes valoran el lujo sostenible.
Reinventada por las grandes casas
Firmas como Tiffany & Co., Cartier y Messika han reinterpretado la pulsera tipo tenis con un enfoque contemporáneo. Algunas incorporan diamantes en talla baguette, otras rompen la simetría clásica jugando con engastes invisibles o alternando gemas de color. Incluso Bulgari ha lanzado una línea en la que combina diamantes con turmalinas verdes y tanzanitas, añadiendo un toque vibrante sin renunciar a la elegancia.
Además, muchas casas ofrecen la opción de personalizar la pulsera: elegir el tipo de engaste, la talla de los diamantes, grabar una fecha o iniciales. El resultado es una joya única que puede convertirse en herencia emocional.
Más que una joya, una declaración personal
La verdadera fuerza de la pulsera tipo tenis no reside solo en su diseño impecable, sino en lo que representa: un lujo que se adapta a la vida real, que no necesita grandes eventos para brillar. Es una pieza íntima, elegante, segura, que abraza la muñeca sin imponer, y que dice más por su presencia que por su tamaño.
En un tiempo donde lo atemporal se valora más que lo espectacular, la pulsera tipo tenis se presenta como una inversión en estilo, pero también en identidad. En 2025, su mensaje es claro: la elegancia está en los detalles.