Enclavado en la serena ribera del río Tajo, el Castillo de Malpica emerge como un testimonio sublime de la nobleza castellana. Esta joya arquitectónica, actual residencia privada de los Duques de Arión, conjuga el encanto de la historia con la discreta exclusividad de la aristocracia contemporánea.
Raíces islámicas y refugio real
En primer lugar, esta fortaleza nació en el siglo X como bastión islámico. Más tarde, en el siglo XIV, la familia Gómez de Toledo tomó posesión del enclave y lo transformó en una morada señorial sin interrupciones. A modo de ejemplo de su importancia histórica, en 1420 el rey Juan II se refugió entre sus muros tras huir de Talavera, dejando así una huella imborrable en su historia.
Del bastión defensivo al palacio residencial
Con el paso del tiempo, específicamente durante el siglo XVII, los propietarios decidieron remodelar el edificio como palacio residencial. Para ello, abrieron ventanales, construyeron un refinado patio interior con columnas y humanizaron la estructura defensiva sin renunciar a su majestuosidad. Esta transformación marcó un nuevo capítulo en la evolución del castillo.
Arquitectura mudéjar en su máximo esplendor
Desde el punto de vista arquitectónico, el Castillo de Malpica presenta una planta cuadrada con cuatro torres almenadas que vigilan el horizonte toledano. Asimismo, sus muros de ladrillo, de estilo mudéjar, dialogan armoniosamente con el entorno natural y con su foso natural, el Tajo. Además, elementos como matacanes, torres y almenas remiten a su pasado defensivo, mientras que el patio renacentista interior, con galerías de ladrillo y columnas toscanas, revela claramente su vocación palaciega.
Por otro lado, la torre del homenaje, la más icónica, sirve como único espacio habitable y centro de la vida familiar actual.
Presente aristocrático y legado deportivo
En la actualidad, la familia Fernández de Córdoba y Larios mantiene la propiedad en perfecto estado. Aunque no abre sus puertas al público, su entorno exterior permite admirar su esplendor. De este modo, el halo de exclusividad refuerza el misterio que envuelve al castillo.
Entre sus ilustres moradores destaca Gonzalo Alfonso Fernández de Córdoba y Larios, Duque de Arión, quien, además de ser regatista olímpico, fue un referente del deporte español de la vela. No obstante, su relevancia no solo fue deportiva: compartía una profunda amistad con el rey Juan Carlos I y protagonizó una época dorada para la familia. Finalmente, en 2013, sus restos descansaron en el panteón familiar del castillo.
Una fortaleza admirada desde el puente
Quienes cruzan el puente sobre el Tajo pueden contemplar las líneas clásicas del castillo, su elegancia mudéjar y el paisaje que lo abraza. No en vano, la serie «Isabel» de RTVE empleó su autenticidad para recrear un castillo castellano del siglo XV.

El equilibrio perfecto entre historia y privacidad
En definitiva, el Castillo de Malpica no representa un museo, ni un hotel, ni un escenario vacío. Muy al contrario, atraviesa el tiempo como residencia viva y refugio señorial. Aquí, la historia no se representa: se habita.
Una joya silente en el corazón de Castilla.