Un tesoro escondido en La Mancha
En el corazón de Las Pedroñeras, una localidad de Cuenca conocida tradicionalmente por su ajo morado, se gesta uno de los secretos mejor guardados del mundo del vino. Allí, entre tierras rojizas y un clima continental extremo, crecen cepajes de tempranillo con más de un siglo de vida, intactos desde antes de la plaga de filoxera que asoló Europa a finales del siglo XIX.
Este viñedo, libre de injertos y de origen 100% autóctono, da vida al AurumRed Serie Oro, una joya líquida de la que solo se elaboran 300 botellas al año, aunque únicamente 150 llegan al mercado. El resto permanece custodiado en bodega, como un legado para el futuro.
La innovación de un viticultor visionario
Su creador, Hilario García, no es un bodeguero convencional. Tras recuperarse de una lesión medular gracias a la ozonoterapia, decidió aplicar la misma técnica al cultivo de sus vides. Desde entonces, el viñedo se riega con agua ozonizada, un sistema que, según el propio García, elimina bacterias y virus, refuerza la planta y potencia la pureza del fruto.
No se trata solo de un gesto innovador; es una filosofía de cuidado extremo. Cada cepa recibe más de un centenar de tratamientos específicos durante el año, desde podas milimétricas hasta controles microclimáticos. Todo ello con el objetivo de crear un vino único, imposible de replicar.
Un vino que cambia con un gesto
AurumRed Serie Oro no solo sorprende por su origen y su precio, 25 000 euros la botella, sino también por una cualidad casi mágica: cambiar de aroma y sabor según la dirección en que se gire la copa.
Si se rota hacia la derecha, el vino despliega notas intensas de pan de higo, frutos secos y especias, ofreciendo una boca amplia y madura. En cambio, al girar hacia la izquierda, emergen matices de cassis, cacao y frutos rojos, con un final más largo, fresco y especiado.
Y como si esto fuera poco, no se avinagra una vez abierto, conservando su integridad durante meses o incluso años, algo que desafía la lógica enológica.
Lujo que trasciende el envase
Cada botella se presenta en una caja de madera noble y luce una medalla con dos carpas de oro de 18 quilates, símbolo de amistad, abundancia, salud y bienestar. Las ediciones especiales han llegado a fusionar arte y enología, como la botella de 16 litros intervenida por el artista Alberto Rodríguez Serrano, valorada en 340 000 euros.
Este enfoque convierte al AurumRed Serie Oro en algo más que un vino: es una pieza de colección, una inversión y, sobre todo, una experiencia sensorial irrepetible.
Un legado con fecha incierta
A pesar de su éxito internacional, el futuro de este vino podría estar contado. Hilario García ha anunciado su intención de retirarse y, sin un relevo generacional, el viñedo podría desaparecer en los próximos años. Aun así, debido a su prolongado proceso de crianza, que puede superar los 14 años, se garantiza que habrá botellas disponibles hasta 2038.
En este contexto, poseer una de estas ediciones limitadas no solo es un símbolo de estatus, sino también una apuesta por la historia y la exclusividad.
Transición hacia el mito
Así, AurumRed Serie Oro pasa de ser un simple vino a convertirse en leyenda. La combinación de tradición centenaria, innovación científica y artesanía de lujo lo sitúa en un lugar reservado para muy pocos.
Este vino recuerda que lo verdaderamente exclusivo es, precisamente, lo irrepetible. Y que, a veces, la verdadera inversión no está en los mercados financieros, sino en una botella que encierra tiempo, arte y pasión.