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El arte moderno se exhibe en Consigna

Por Redacción

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Un manifiesto en clave de exclusividad cultural

En el corazón de la colonia Anzures, un espacio que se ha consolidado como punto de encuentro entre coleccionistas, artistas y amantes del arte revela una de las muestras más significativas del año: Manifiesto Mexicano: La Construcción del Arte Moderno a través del tiempo.
La Galería Consigna abre sus puertas a una exhibición que no solo convoca a grandes nombres de la plástica mexicana del siglo XX y XXI, sino que además ofrece una experiencia íntima y refinada, propia del arte pensado para quienes saben apreciarlo en detalle.

La muestra, abierta de manera gratuita hasta el 6 de septiembre de 2025, presenta 44 piezas únicas, entre pinturas, esculturas, joyería, obra gráfica y arte en bronce. Cada obra es un testimonio de la evolución estética de México, desde la fuerza ideológica de los muralistas hasta la imaginación delirante del surrealismo contemporáneo.

De la monumentalidad de Siqueiros a la minuciosidad de Friedeberg

El recorrido inicia con la contundencia de David Alfaro Siqueiros, cuyo experimentalismo lo llevó a emplear materiales como la piroxilina sobre masonite. Bahía de Puerto Marqués (1956) es la obra elegida, un lienzo donde la rugosidad y la textura parecen latir con la energía volcánica de la costa guerrerense. En sus capas de color se respira tanto la disciplina técnica como la rebeldía creativa de quien concibió el arte como herramienta social y estética.

En el extremo de este arco temporal se encuentra Pedro Friedeberg, el enfant terrible del surrealismo mexicano, que aporta piezas como Códice Miguelito II (2012). Allí, líneas concéntricas y textos manuscritos en tintas de colores construyen un universo lúdico, barroco y profundamente personal. También está Salón de recepciones de la mariscala Wurlitzer, donde la ironía y la fantasía conviven con la precisión geométrica.

La tensión entre estos dos polos —Siqueiros y Friedeberg— marca el tono de la exposición: un diálogo vibrante entre lo monumental y lo íntimo, entre lo colectivo y lo subjetivo, entre la política y la ensoñación.

Carrington, Rivera y la intimidad de los gigantes

El visitante encontrará en Consigna nombres que resuenan como sinónimo de patrimonio cultural: Diego Rivera, José Clemente Orozco, Rufino Tamayo, Francisco Toledo, Manuel Felguérez, Gunther Gerzso, Mathias Goeritz, Pedro Coronel y Ricardo Martínez. Cada obra es un destello de época y de personalidad, reunidas en un mismo espacio para mostrar no una línea cronológica rígida, sino un mapa estético de México a lo largo del siglo XX y parte del XXI.

La presencia de Leonora Carrington merece mención especial. No solo se exponen sus enigmáticas esculturas, sino también joyería y obra gráfica, piezas que revelan a una artista íntima, obsesionada con los símbolos y con la alquimia de lo femenino. Obras como The Palmist o La Tamborilera, situadas en el jardín de la galería, expanden la experiencia más allá de las paredes, llevando al visitante a un paseo onírico bajo el sol de la capital.

Una experiencia sensorial y exclusiva

Lo que distingue a esta muestra no es únicamente la curaduría impecable de Regina Alencaster y Evelyn Sosa, sino la experiencia sensorial que propone. A diferencia de los museos tradicionales, aquí el espectador puede acercarse lo suficiente para percibir la textura del óleo, la rugosidad del lienzo, la profundidad de un relieve o incluso la vibración de una firma trazada a mano.

Esa proximidad convierte la visita en un ritual estético, casi privado. El espectador no es un visitante más, sino un cómplice del proceso creativo. La galería se transforma en un espacio de contemplación íntima, donde la distinción no está en lo ostentoso, sino en la posibilidad de detenerse, observar y habitar la obra.

Arte para coleccionistas

Más allá de la experiencia estética, todas las piezas están disponibles para la venta. Esto convierte a Manifiesto Mexicano en una oportunidad única para coleccionistas y amantes del arte de alta gama, quienes buscan no solo adquirir obras, sino también formar parte de la construcción de un legado cultural.

La galería establece así un puente entre lo público y lo privado, ofreciendo una curaduría que puede trasladarse de un espacio museístico al salón de una residencia o al despacho de un coleccionista internacional.

México moderno: un privilegio de identidad

El mensaje de fondo es claro: el arte moderno mexicano fue y sigue siendo un acto de afirmación cultural e ideológica, un manifiesto de identidad colectiva y de libertad creativa. La muestra no se limita a presentar piezas aisladas; propone un relato de cómo el país construyó, pincelada tras pincelada, su visión moderna del mundo.

El privilegio aquí no se mide en oro ni en exclusividad material, sino en tiempo y profundidad: el tiempo que cada visitante dedica a recorrer estas obras, y la profundidad de un discurso que sigue vigente y vibrante en pleno siglo XXI.

Visitar la Galería Consigna en estos meses es mucho más que asistir a una exposición: es vivir un recorrido sensorial, intelectual y emocional por el México moderno. Es también ser testigo de un diálogo entre generaciones de artistas que marcaron la identidad cultural del país, en un espacio que sabe conjugar arte y exclusividad.

Una verdadera distinción cultural que ningún amante del arte debería perderse.