Un comienzo que une memoria y futuro
La ciudad de Bujará, en Uzbekistán, se convierte desde septiembre en un epicentro de diálogo artístico internacional. En el marco de la primera edición de la Bukhara Biennial, titulada con evocadora poesía Recipes for Broken Hearts, se propone un viaje sensorial que combina arte contemporáneo, artesanía, cocina, música y poesía. Durante diez semanas, del 5 de septiembre al 20 de noviembre, los visitantes encuentran en esta antigua ciudad oasis una experiencia que trasciende la exposición tradicional para transformarse en un ritual colectivo de cuidado y sanación.
El relato : cocinar para recomponer
El proyecto lleva la firma de la curadora Diana Campbell, reconocida por su dirección del Dhaka Art Summit, y cuenta con el respaldo de la Fundación de Arte y Cultura de Uzbekistán. El punto de partida se encuentra en una leyenda local que atribuye la invención del plato nacional, el palov, a la necesidad de curar el corazón roto de un príncipe. A partir de esta historia, la bienal convierte la cocina en metáfora del arte: procesos lentos, recetas compartidas y la construcción de vínculos como camino para reparar heridas emocionales.
Esta visión se materializa en un tejido de obras nuevas, encargos específicos y colaboraciones con artesanos uzbekos, subrayando que cada creación es también un gesto de memoria y continuidad.
Un distrito cultural restaurado para la ocasión
El escenario de la bienal es un nuevo distrito cultural, fruto de un programa de restauración de monumentos históricos. El diseño arquitectónico, desarrollado por el estudio waiwai con el paisajismo de Günther Vogt, combina tradición y contemporaneidad. Lejos de ser un simple telón de fondo, estos espacios buscan reactivar la vida comunitaria, devolviendo a Bujará su papel de cruce de caminos culturales en la Ruta de la Seda.
Transiciones hacia lo vivo: del patrimonio al presente
El visitante no solo contempla obras, sino que participa en conciertos durante las noches de luna llena, talleres con maestros artesanos y banquetes colectivos en los que la cocina se convierte en lenguaje común. Este dinamismo recuerda que el arte no está aislado en vitrinas, sino incrustado en la vida cotidiana, en el gesto de ofrecer comida, en el acto de escuchar poesía o en la experiencia de recorrer un espacio cargado de historia.
Una programación que late en comunidad
La bienal incluye simposios de historia del arte, encuentros de poesía, performances culinarias y activaciones urbanas. La llamada House of Softness se erige como espacio de experiencias participativas, donde las tradiciones olvidadas se reactivan y se cuidan con delicadeza. El programa funciona como un mapa de emociones, hilando transiciones desde lo íntimo hasta lo colectivo.
Voces y nombres que marcan tendencia
Entre los participantes ya anunciados destacan figuras internacionales como Subodh Gupta, Carsten Höller, la monja budista y cocinera Jeong Kwan, la chef mexicana Elena Reygadas, así como los artistas Tavares Strachan, Laila Gohar y Dana Awartani. A su lado, un nutrido grupo de artistas y colectivos de Asia Central aporta autenticidad y arraigo local. Esta combinación de voces globales y regionales convierte a la bienal en un espacio de conversación equilibrada, donde lo universal se encuentra con lo particular.
Gastronomía como puente entre arte y vida
Uno de los ejes más sugerentes de la bienal es el papel central de la gastronomía. Las recetas se entienden aquí como archivos vivos que transmiten memoria, afectos y hospitalidad. En cada plato preparado y compartido se ensaya un modo de recomponer la vida en común. La comida, al igual que el arte, se convierte en una práctica que da forma a comunidades, que acoge la vulnerabilidad y que ofrece un lugar para sanar.
Diplomacia cultural hecha a mano
La Bukhara Biennial se inscribe en un movimiento más amplio de Uzbekistán por recuperar y proyectar su patrimonio cultural al mundo. No se trata únicamente de atraer visitantes, sino de sembrar capacidad creativa en el tejido local, fortalecer oficios tradicionales y generar oportunidades especialmente para mujeres artesanas. La ambición es doble: consolidar Bujará como capital cultural de Asia Central y, al mismo tiempo, proponer un modelo de internacionalismo que no olvida su raíz local.
Una experiencia que trasciende lo expositivo
Quien se acerque a Bujará en estas fechas encontrará instalaciones realizadas junto a maestros del bordado suzani o de la cerámica, performances multisensoriales que apelan a todos los sentidos y recorridos por un paisaje urbano reactivado. Todo ello sucede bajo la premisa de que el arte puede ser una receta para corazones heridos, una práctica que entrelaza lo íntimo con lo colectivo.
Un nuevo horizonte para la Ruta de la Seda
En un calendario global saturado de grandes bienales y ferias, Recipes for Broken Hearts destaca por su escala humana. Frente al espectáculo masivo, propone el tiempo lento del banquete, la conversación y la reparación. Bujará, ciudad inscrita en la memoria de caravanas y viajeros, se abre nuevamente al mundo, esta vez no solo como destino histórico, sino como laboratorio de un futuro donde el arte y la vida se cocinan a fuego lento, con paciencia y hospitalidad.