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La nueva obra maestra de la fotografía de lujo

Por Redacción

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En el universo de la alta relojería, de los automóviles de colección o de la moda de autor, existen piezas que trascienden su función para convertirse en auténticos objetos de culto. En el mundo de la fotografía, ese lugar lo ocupa Hasselblad. La firma sueca, sinónimo de innovación y perfección técnica desde hace más de ocho décadas, vuelve a redefinir el concepto de excelencia con el lanzamiento de la X2D II 100C, una cámara de formato medio que combina tradición, vanguardia y una obsesión inquebrantable por el detalle.

Un icono que evoluciona

La X2D II 100C se presenta como la evolución natural de su aclamada predecesora. Ahora incorpora un sensor BSI CMOS de 100 megapíxeles y 16 bits, capaz de registrar más de 281 billones de colores. Gracias a esta tecnología, cada imagen alcanza un rango tonal y una fidelidad cromática que roza lo pictórico.

De esta manera, escenas urbanas cargadas de luces y sombras, retratos íntimos a contraluz o paisajes monumentales adquieren una dimensión casi escultórica. Los matices de la piel, la transición de un cielo al atardecer o la profundidad de un tejido cobran vida con una riqueza visual extraordinaria.

Tecnología al servicio de la emoción

Más allá de su sensor, la cámara introduce un sistema de estabilización de cinco ejes con hasta diez pasos de compensación. Esto significa que el fotógrafo puede realizar largas exposiciones a mano alzada, liberándose del trípode sin renunciar a la nitidez absoluta.

A ello se suma un innovador modo HDR real, capaz de registrar escenas de alto contraste con una naturalidad sorprendente. Todo ello se refleja en una pantalla OLED trasera de 3,6 pulgadas y 1.400 nits de brillo, que permite previsualizar con exactitud el resultado final.

Por otro lado, el enfoque automático híbrido con 425 puntos PDAF y asistencia mediante LiDAR ofrece una precisión inédita en el segmento del formato medio. Incluso en condiciones de luz reducida, el iluminador frontal garantiza resultados fiables y consistentes.

Diseño escandinavo con esencia atemporal

La X2D II 100C no es solamente una herramienta, también es un objeto de deseo. Su cuerpo de aleación de aluminio, con acabado en grafito mate, refleja la sobriedad minimalista característica del diseño escandinavo.

El refinamiento llega también a la ergonomía, con un joystick más sensible, botones personalizables y retroalimentación háptica que eleva la interacción a un nivel táctil muy superior. Además, el almacenamiento interno de un terabyte en SSD, acompañado de ranura CFexpress Tipo B, facilita un flujo de trabajo ágil y sin interrupciones.

En conjunto, la cámara transmite solidez y delicadeza a partes iguales: es un instrumento para crear imágenes, pero también una pieza digna de admiración.

Un lujo con propósito

En un mercado donde la velocidad y la versatilidad suelen marcar tendencia, Hasselblad apuesta por un camino distinto. La X2D II 100C prescinde de la grabación de vídeo y se centra únicamente en la fotografía de alta calidad. Es, por tanto, una declaración de principios: un producto diseñado para quienes entienden la fotografía como un acto consciente y pausado, en el que cada disparo importa.

Con un precio de lanzamiento de 7.399 dólares, aproximadamente 7.200 euros, la cámara se posiciona como una pieza aspiracional. Está destinada a profesionales, coleccionistas y amantes de la fotografía que buscan lo mejor sin concesiones. Su llegada se acompaña de accesorios como el nuevo objetivo zoom XCD 35-100 mm f/2.8-4 E y una mochila Vandra de diseño exclusivo.

La promesa cumplida

La llegada de la Hasselblad X2D II 100C no es solo el lanzamiento de un producto. Es la consolidación de una visión que ha acompañado a la marca desde sus inicios: la idea de que la fotografía puede ser un lenguaje de precisión, belleza y trascendencia.

Quien tenga el privilegio de utilizarla descubrirá que no se trata simplemente de capturar imágenes, sino de crear patrimonio visual. Así, cada disparo con la X2D II 100C se convierte en un gesto artístico y en una inversión en memoria y estilo.

En definitiva, Hasselblad no solo fabrica cámaras. Fabrica historia.