Un icono de la fotografía celebra su centenario en la capital
Madrid se convierte este otoño en el epicentro mundial de la fotografía con la llegada de la exposición “Leica. Un siglo de fotografía”, un homenaje a la cámara que cambió para siempre nuestra manera de mirar y narrar el mundo. Desde el 10 de septiembre de 2025 hasta el 11 de enero de 2026, el Teatro Fernán Gómez – Centro Cultural de la Villa acoge una muestra sin precedentes, abierta de manera gratuita al público, en la que se funden arte, memoria y tecnología en una experiencia tan estética como emocionante.
La revolución de los 400 gramos
En 1925, tras los estragos de la Primera Guerra Mundial, Leica irrumpió en el mercado con un objeto tan ligero como disruptivo: una cámara de apenas 400 gramos y formato de 35 mm. Frente a los voluminosos equipos de estudio de la época, este diseño compacto democratizó la fotografía y dio nacimiento al fotoperiodismo moderno. De repente, los fotógrafos podían capturar la vida tal y como sucedía: espontánea, real, vibrante.
Así, no era simplemente una cámara, sino un símbolo de modernidad, libertad y una nueva manera de narrar el mundo. Hoy, cien años después, esa misma cámara sigue siendo objeto de deseo para coleccionistas, artistas y amantes de la belleza atemporal.
Una exposición para detener el tiempo
La muestra madrileña reúne 174 imágenes icónicas de algunos de los fotógrafos más influyentes de la historia: Bruce Davidson, Elliott Erwitt, Alberto Korda, Sebastião Salgado, Steve McCurry, Ralph Gibson, Joel Meyerowitz, Cristina de Middel o Alberto García-Alix, entre muchos otros.
Además, cada fotografía se presenta no bajo un orden cronológico, sino siguiendo un hilo emocional que invita al espectador a dejarse llevar por la mirada de quienes supieron transformar instantes fugaces en símbolos eternos. Desde el célebre retrato del Che Guevara tomado por Korda, hasta escenas urbanas cargadas de humanidad o paisajes de una crudeza poética, el recorrido es una lección magistral de historia visual.
Asimismo, junto a las imágenes, el visitante descubre cámaras históricas, prototipos inéditos y piezas únicas llegadas desde el prestigioso Museo Ernst Leitz de Wetzlar, en Alemania. Estos objetos hablan no solo de técnica, sino también de innovación, audacia y legado.
La estética de la discreción
A lo largo de un siglo, Leica ha cultivado una aura de sofisticación silenciosa. No presume, no compite con el estruendo de otras marcas: su prestigio reside en la discreción y en la fidelidad de quienes la han elegido. Sus cámaras, reconocibles por su sobriedad minimalista, se han convertido en extensión de la mirada de grandes maestros de la fotografía.
De hecho, como señala la comisaria Karin Rehn-Kaufmann, “la cámara Leica es una herramienta, sí, pero son las personas que hay detrás de ella las que dan forma al momento”. Una declaración que resume la filosofía de la casa: Leica no captura imágenes, captura la esencia de lo humano.
Madrid, capital de la fotografía
Por otra parte, además de la exposición en el Teatro Fernán Gómez, la Leica Gallery Madrid, situada en la calle José Ortega y Gasset, presenta una selección paralela de fotografías emblemáticas y actividades complementarias: talleres, visitas guiadas y charlas con expertos. Todo ello convierte a la ciudad en un verdadero epicentro internacional para celebrar este centenario.
En palabras del director general de Leica Camera Iberia, Javier Liedo, “la ligereza y portabilidad de la cámara transformaron la rutina del fotógrafo, desde retratar a un ser querido hasta documentar los grandes conflictos de la historia. Leica cambió la forma de ver el mundo”.
Un legado eterno
Visitar “Leica. Un siglo de fotografía” es sumergirse en una experiencia que trasciende lo visual: es un viaje a través de las emociones, los hitos y los momentos que marcaron un siglo de humanidad. En este sentido, la muestra se convierte en una celebración de la mirada y de la belleza que, como toda gran obra, se despliega con naturalidad, sin artificios, con el lujo de lo esencial.
En definitiva, en un tiempo saturado de imágenes efímeras, Leica nos recuerda que la verdadera fotografía no captura lo que vemos, sino aquello que jamás deberíamos olvidar.