En la ciudad de Segovia, donde las piedras medievales conviven con la modernidad discreta de sus calles, el Museo de Arte Contemporáneo Esteban Vicente acoge hasta el 26 de septiembre una de las propuestas más audaces y poéticas de los últimos años: Hereditas, un proyecto expositivo concebido por el creador Gonzalo Borondo.
Un espacio con memoria transformado en obra de arte
Para comenzar, conviene recordar que el edificio que alberga el museo es, en sí mismo, un palimpsesto de la historia: antiguo palacio real, hospital de viejos, casa nobiliaria y escuela de artes y oficios antes de convertirse en espacio museístico.
Esa superposición de usos se convierte en protagonista bajo la mirada de Borondo, quien ha decidido despojar al museo de su habitual “cubo blanco” para oscurecerlo, transformándolo en un “cubo negro” que revela las huellas, cicatrices y estratos de siglos de existencia.
De este modo, el artista segoviano propone un diálogo intenso entre el pasado y el presente, entre la ruina y la vigencia, invitando al espectador a reconsiderar cómo el arte contemporáneo puede ser vehículo de memoria y no sólo escaparate de novedades.
La herencia como concepto vivo
Asimismo, Hereditas no plantea una exposición convencional, sino un itinerario sensorial que oscila entre la arqueología y la creación. Fragmentos escultóricos rescatados del propio edificio conviven con instalaciones audiovisuales, animaciones, juegos ópticos y composiciones sonoras diseñadas específicamente para el lugar.
La propuesta, por tanto, articula una reflexión sobre la doble herencia que nos define: por un lado la natural, que nos vincula al paisaje y a los símbolos universales; y por otro la cultural, que se materializa en piedras, arquitecturas y ritos colectivos. Ambas confluyen en una experiencia inmersiva que interpela al visitante, situándolo en un espacio donde memoria y presente se funden en una sola narración.
La audacia de un proyecto site-specific
Por otra parte, el comisario José María Parreño y el propio museo han calificado la muestra como uno de los proyectos más arriesgados en la historia de la institución. Y no es para menos: la exposición es site-specific, pensada únicamente para este edificio y esta ciudad.
Así, el visitante no recorre una sucesión de obras autónomas, sino un organismo vivo que respira con las paredes del museo y con el eco de sus usos anteriores. Además, Borondo permite que el público acceda a los procesos previos de su trabajo —bocetos, maquetas, esbozos—, desvelando la alquimia que transforma una intuición en obra acabada.
Arte contemporáneo en diálogo con el lujo del tiempo
En un momento en el que el arte tiende a lo efímero y digital, Hereditas apuesta por lo contrario: por la densidad, la profundidad y la reverencia al tiempo. Cada sala se convierte entonces en un pequeño santuario donde lo antiguo y lo contemporáneo se abrazan sin jerarquías.
De este modo, el respeto por la huella del pasado, acompañado de la innovación plástica de Borondo, se alinea con la visión de un arte entendido como lujo verdadero: el lujo de detenerse, de contemplar y de escuchar lo que las piedras tienen aún por decirnos.
Una cita ineludible en Segovia
Hasta el 26 de septiembre, Hereditas ofrece a Segovia y al mundo una oportunidad única para redescubrir el arte como herencia, no sólo como objeto. La entrada gratuita refuerza la dimensión comunitaria de la muestra, abriendo el diálogo a todas las sensibilidades.
En definitiva, quien atraviese las salas del Museo Esteban Vicente no encontrará únicamente una exposición, sino una experiencia total: un viaje a través del tiempo, la memoria y la belleza, guiado por la mano de uno de los artistas españoles más singulares de la escena contemporánea.
