Un homenaje al maestro madrileño
La Comunidad de Madrid inaugura en la Sala Alcalá 31 la exposición “Alfredo Alcain. Una retrospectiva”, que podrá visitarse del 10 de septiembre de 2025 al 11 de enero de 2026. El recorrido reúne más de 150 obras que abarcan pintura, escultura, grabado, obra gráfica y piezas audiovisuales.
De este modo, se rinde homenaje a uno de los creadores más singulares del arte español contemporáneo, cuya mirada crítica y melancólica ha transformado lo cotidiano en arte.
Un recorrido dividido en dos plantas
En primer lugar, la planta principal de la sala acoge los ciclos pictóricos más relevantes de Alcain. Destaca, por ejemplo, la serie “Cézanne petit-point”, donde el artista madrileño reinterpreta con ironía el bodegón clásico. Asimismo, aparecen naturalezas muertas, obras con relieve y creaciones que dialogan entre lo figurativo y lo abstracto.
Por otra parte, la segunda planta se centra en la biografía del artista. Allí se exhiben trabajos vinculados a su viaje a Roma en 1964, así como representaciones de fachadas y escaparates madrileños que revelan su fascinación por la vida urbana.
Finalmente, el recorrido culmina con un audiovisual sobre el altar que Alcain instaló en 1970 en Villafamés, pieza clave para entender la dimensión simbólica de su trabajo.
El estilo: entre lo popular y lo culto
A lo largo de su carrera, Alcain ha sabido situarse en un punto intermedio entre lo popular y lo culto. En efecto, sus pinturas de frutas, utensilios domésticos o escaparates nos hablan de lo trivial, pero al mismo tiempo elevan estos elementos hacia una dimensión poética.
De igual modo, su cercanía al pop art no responde a un mimetismo, sino a una reinterpretación melancólica y muy personal. Sin embargo, esta singularidad lo convierte en una figura difícil de encasillar y en un artista que siempre ha buscado una voz propia.
Por esta razón, críticos como Mariano Navarro —comisario de la muestra— lo definen como un creador capaz de ser “un detective de realidades residuales”.
Reconocimientos a lo largo de su trayectoria
Conviene subrayar que Alcain no solo ha gozado del reconocimiento crítico, sino también institucional. Así, en 2003 recibió el Premio Nacional de Artes Plásticas, y en 2010 el Premio Tomás Francisco Prieto.
Además, sus obras forman parte de colecciones tan prestigiosas como el Museo Reina Sofía, el Museo de Bellas Artes de Bilbao o la Fundación Helga de Alvear. De este modo, su nombre se consolida en la historia del arte contemporáneo español.
Un artista entre la tradición y la modernidad
En consecuencia, la retrospectiva de la Sala Alcalá 31 no solo ofrece un repaso cronológico de su trayectoria, sino que también plantea una reflexión sobre cómo Alcain ha sabido tender puentes entre la tradición pictórica española y la modernidad.
Por un lado, dialoga con maestros del pasado; por otro, mantiene una relación constante con la cultura visual contemporánea y lo urbano. En última instancia, este juego de equilibrios convierte su obra en un espejo sutil de la sociedad española de las últimas seis décadas.
Una oportunidad única para el público
En definitiva, la exposición “Alfredo Alcain. Una retrospectiva” constituye una oportunidad única para redescubrir a un creador fundamental. Gracias a un montaje que combina lo estético con lo biográfico, el visitante puede comprender la riqueza de un lenguaje que transforma lo común en extraordinario.
