En un mundo donde la alta joyería parece debatirse entre la nostalgia y el exceso, Bulgari ha decidido dar un golpe sobre la mesa con Polychroma, su colección presentada en 2025. No es solo un despliegue de virtuosismo técnico, ni un homenaje a la herencia romana que la firma insiste en reivindicar en cada lanzamiento. Es, sobre todo, una declaración estética que coloca al color en el centro de la conversación contemporánea del lujo.
Presentada en Taormina, con el Teatro Griego como escenario, la colección nació envuelta en una atmósfera casi teatral. No es casualidad: Bulgari sabe que sus joyas no se miran, se contemplan. Y Polychroma exige precisamente eso: contemplación, pausa, respiración. Una invitación a mirar las gemas de otra manera.
El poder del exceso bien ejecutado
En un panorama donde muchas maisons apuestan por la sutileza, Bulgari persiste en el maximalismo como un acto de identidad. Polychroma reúne más de seiscientas creaciones, entre ellas doscientas cincuenta piezas completamente nuevas, muchas de las cuales incorporan gemas tan descomunales que parecen desafiar las normas del diseño tradicional. Allí están, por ejemplo, el zafiro cabujón de más de cien quilates procedente de Sri Lanka o la esmeralda colombiana que supera ampliamente los doscientos.
Pero lejos de caer en la ostentación vacía, cada pieza dialoga con el espíritu arquitectónico romano que siempre ha acompañado a la firma. Los volúmenes son atrevidos, sí, pero pensados; las transiciones cromáticas no buscan provocar, sino emocionar; y los cortes poco convencionales no pretenden impresionar al ojo más superficial, sino seducir al que entiende que la alta joyería también es una forma de lenguaje.
Color como narrativa, no como recurso
Polychroma defiende el color desde un lugar más profundo. No es un elemento decorativo, sino una herramienta narrativa. Bulgari interpreta cada gema como un personaje: sus matices, imperfecciones, cabujones y tallas no son detalles al margen, sino protagonistas que construyen atmósferas completas.
Ese enfoque no solo rompe con las propuestas más discretas del sector, sino que redefine cómo debe presentarse una colección de alta joyería en la actualidad: con voz propia. En tiempos de minimalismo global, Bulgari apuesta por lo contrario, pero lo hace con coherencia conceptual.
Una maison que se niega a diluirse
El verdadero valor editorial de Polychroma no reside únicamente en la habilidad técnica ni en el tamaño extraordinario de las gemas. Lo relevante es el mensaje: Bulgari no tiene intención de diluir su ADN para adaptarse al gusto globalizado del lujo silencioso. La maison elige seguir siendo reconocible, incluso estridente, en un mercado donde la homogeneidad parece haberse instalado cómodamente.
Polychroma es un recordatorio de que la moda y la joyería necesitan valentía para evolucionar, pero también fidelidad para permanecer. Y Bulgari, con esta colección, demuestra que su fuerza reside precisamente en esa dualidad: tradición y desafío, historia y riesgo, Roma y el mundo.
En definitiva, Polychroma no es solo un éxito estético. Es una postura. Una que invita a mirar la joyería contemporánea con menos miedo al color y más disposición al asombro.
