El interés por el colágeno como aliado de la salud y la belleza ha crecido en los últimos años, y no sin razón. Esta proteína, que representa cerca del 30% del total del cuerpo humano, es esencial para mantener la elasticidad de la piel, la integridad de las articulaciones y la resistencia de huesos y tejidos. Aunque el cuerpo produce colágeno de forma natural, con la edad su síntesis disminuye, lo que ha motivado a muchas personas a buscarlo en suplementos y alimentos.
Sin embargo, la buena noticia es que el colágeno también puede obtenerse de forma natural a través de la alimentación. Así lo confirman diversos nutricionistas y publicaciones especializadas, que destacan la importancia de incorporar ciertos productos a la dieta diaria. Como son:
Frutas ricas en vitamina C: Como naranjas, kiwis, fresas y papayas, esenciales para la formación de colágeno.
Verduras de hoja verde: Espinacas, col rizada y brócoli, que aportan antioxidantes y nutrientes clave.
Alimentos ricos en zinc y cobre: Frutos secos, mariscos y legumbres, que participan en la síntesis de colágeno.
Alimentos con azufre: Como ajo y cebolla, que contribuyen a la producción de colágeno.

Incorporar colágeno en la dieta puede ofrecer múltiples beneficios para la salud:
Piel más firme y elástica: Ayuda a reducir arrugas y mejorar la hidratación cutánea.
Salud articular: Contribuye a mantener la integridad del cartílago y reducir molestias articulares.
Fortalecimiento óseo: Participa en la densidad y resistencia de los huesos.
Mejora del cabello y uñas: Favorece su crecimiento y fortaleza.
Los expertos sugieren preparar caldos caseros con huesos, utilizar gelatina en recetas y no desechar la piel del pescado para aprovechar todo su potencial. Una dieta equilibrada, que incluya estos alimentos clave, puede ser más efectiva a largo plazo que muchos suplementos del mercado.
En definitiva, el colágeno no solo está en cápsulas: también puede estar, de forma deliciosa y natural, en el plato de cada día.