Lookxury

El arte de vivir despacio en el rancho de Kirsten Dunst y Jesse Plemons

Por Redacción

|

Una nueva definición de lujo

En una época dominada por la exhibición constante, Kirsten Dunst y Jesse Plemons han elegido un camino distinto. Lejos del ruido de Hollywood, la pareja ha convertido su casa estilo ranch en el Valle de San Fernando, California, en un refugio donde el lujo se mide en calma, autenticidad y tiempo compartido.

Arquitectura con memoria

Construida en la década de 1930, la vivienda responde a la tipología clásica del rancho californiano: una estructura baja, líneas horizontales y una relación directa con el entorno natural. Sin embargo, en lugar de imponer una reforma agresiva, los actores optaron por preservar la esencia original de la casa, realzando su carácter histórico con una sensibilidad contemporánea.

Interiorismo: equilibrio y carácter

Para el diseño interior, la pareja apostó por una estética que combina influencias europeas con la rusticidad americana. Materiales nobles, textiles naturales y piezas vintage conviven en espacios luminosos y serenos. Además, cada estancia incorpora objetos personales que aportan narrativa y profundidad, alejándose de los interiores excesivamente escenográficos.

Vivir despacio, vivir mejor

Más allá de la estética, este rancho es una declaración de estilo de vida. Amplios porches, jardines sin artificios y una atmósfera casi cinematográfica invitan a reconectar con lo esencial. Por eso, la casa no busca deslumbrar, sino ofrecer un escenario íntimo para la vida familiar y la creación.

Entre California y Texas

Asimismo, Dunst y Plemons mantienen un fuerte vínculo con Texas, tierra natal del actor, donde pasan largas temporadas en un entorno aún más rural. Esta dualidad geográfica refuerza una filosofía vital basada en el equilibrio, la privacidad y la coherencia personal.

El lujo del futuro

En definitiva, el rancho de Kirsten Dunst y Jesse Plemons representa una de las corrientes más sólidas del lujo contemporáneo: aquella que entiende la exclusividad no como exceso, sino como silencio, historia y belleza atemporal.