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El Patek Philippe que convierte el tiempo en obra maestra

Por Redacción

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En un mercado donde los relojes de alta gama ya se mueven en cifras de vértigo, el Patek Philippe Grandmaster Chime ocupa una categoría aparte. Es el reloj de pulsera más complicado producido de forma regular por la manufactura ginebrina, con 20 complicaciones y cinco modos de sonería, y se ha convertido en uno de los símbolos absolutos del lujo extremo y de las subastas millonarias.

Un icono concebido para hacer historia

El Grandmaster Chime se presentó en 2014 para celebrar el 175 aniversario de Patek Philippe. No se trataba de un modelo más, sino de una declaración de intenciones: condensar en la muñeca todo lo que la alta relojería suiza es capaz de lograr.

Entre sus 20 complicaciones destacan la gran y pequeña sonería, la repetición de minutos y dos innovaciones que lo diferencian incluso dentro del universo de la alta complicación: una alarma que hace sonar la hora programada y una repetición de fecha que permite escuchar el día del mes bajo demanda.

La caja ofrece un sistema de giro que permite mostrar dos esferas distintas. En un lado, la esfera dedicada al tiempo; en el otro, la esfera de calendario perpetuo. Dependiendo de qué lado se elija, el reloj ofrece una personalidad diferente, pero siempre reconocible por los refinados acabados, los motivos guilloché y los característicos numerales aplicados.

La alta complicación se une a la alta joyería

Lejos de quedarse en un único gran lanzamiento, el Grandmaster Chime ha ido evolucionando en colecciones cada vez más exclusivas. Una de las versiones recientes más llamativas es la referencia 6300/403G-001, en oro blanco con caja y brazalete engastados con esmeraldas baguette.

Esta referencia combina una caja de dimensiones imponentes con el sistema de rotación patentado de Patek Philippe, un bisel y unas asas completamente engastadas, y un brazalete que transforma el reloj en una pieza de alta joyería masculina. La esfera dedicada al tiempo presenta un tono oscuro y elegante, con trabajo de guilloché a mano, mientras que la esfera de calendario perpetuo muestra las indicaciones en placas de oro, subrayando la vocación de objeto de arte técnico.

El resultado es un reloj concebido para un coleccionista que ya está familiarizado con las piezas más raras del mercado y que busca una creación donde se mezclen artesanía, complicación mecánica y espectacularidad estética.

El reloj más caro jamás vendido en subasta

El nombre Grandmaster Chime saltó a los titulares de todo el mundo en 2019, cuando una pieza única, la referencia 6300A-010 creada en acero para la subasta benéfica Only Watch, alcanzó alrededor de 31 millones de dólares. Con esta cifra se convirtió en el reloj más caro jamás vendido en una subasta pública.

Más allá del récord, los detalles cuentan una historia singular: la caja en acero inoxidable, un material muy poco habitual en este nivel dentro de Patek Philippe; una esfera principal en oro con guilloché y la inscripción “The Only One”; y el conjunto de complicaciones que ya había convertido al Grandmaster Chime en una leyenda contemporánea entre coleccionistas.

Ese resultado no solo consolidó el aura del modelo, sino que lo situó en el imaginario colectivo como uno de los símbolos definitivos de estatus en el mundo del alto patrimonio.

El emblema del poder silencioso

En un entorno de lujo donde abundan los signos evidentes de ostentación, el Patek Philippe Grandmaster Chime representa otro tipo de poder: discreto, técnico, reservado a muy pocos. Es un reloj que rara vez se ve en público, más acostumbrado a vivir en cajas fuertes, colecciones privadas y vitrinas de museos que en la calle.