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El Retablo de Gante: Un nuevo hogar para una obra eterna

Por Redacción

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La “Adoración del Cordero Místico” renace en un espacio que une historia, arte y tecnología

El Retablo de Gante, una de las obras maestras más admiradas del arte europeo, ha estrenado ubicación en la Catedral de San Bavón, en la ciudad flamenca de Gante. Este traslado no es un simple cambio físico: representa una nueva etapa en la vida del políptico, una fusión entre respeto al pasado y visión contemporánea. La decisión de mover la obra responde tanto a criterios de conservación como a la voluntad de ofrecer al visitante una experiencia más inmersiva y espiritual.

Un cambio cuidadosamente planificado

Desde su finalización en 1432 por los hermanos Jan y Hubert van Eyck, el Retablo de Gante ha conocido múltiples traslados. A lo largo de los siglos, guerras, robos y restauraciones marcaron su destino. Sin embargo, su reciente reubicación dentro de la catedral ha sido una de las más significativas de su historia reciente.

Ahora, el conjunto monumental se expone en la Capilla del Sacramento, un espacio más amplio y luminoso que permite apreciar la magnitud de la obra en toda su extensión. Además, esta ubicación ofrece condiciones óptimas de conservación, gracias a un sistema de control de temperatura y humedad de última generación.

De esta manera, el traslado no solo garantiza la seguridad del retablo, sino que también mejora su relación con el entorno arquitectónico de la catedral. La nueva disposición devuelve al conjunto su dimensión litúrgica original, integrándolo nuevamente en el corazón del templo.

Tecnología y arte: una alianza respetuosa

Por otro lado, el cambio vino acompañado de una profunda renovación museográfica. Una vitrina transparente, diseñada con materiales de alta resistencia, protege las tablas y las mantiene estables frente a las variaciones ambientales. Este dispositivo, discreto y elegante, permite que el visitante contemple la pintura sin interferencias, como si el vidrio desapareciera.

Asimismo, la experiencia se amplía con un recorrido multimedia en la cripta, donde la realidad aumentada permite conocer la historia de la obra, su proceso de restauración y los secretos de su iconografía. Gracias a estas herramientas, el visitante puede comprender no solo la belleza del retablo, sino también la compleja historia que lo acompaña.

Restaurar para volver a mirar

Durante la última década, un equipo de especialistas del Instituto Real del Patrimonio Cultural de Bélgica llevó a cabo una restauración minuciosa. Las capas de barniz oscurecido fueron eliminadas, revelando la luz, los colores y la precisión óptica que caracterizan la pintura de Jan van Eyck. El resultado ha sido deslumbrante: los verdes, los azules y los dorados recuperaron su brillo original, devolviendo a la obra su vitalidad perdida.

Por consiguiente, el nuevo emplazamiento no es solo una mejora técnica, sino también el cierre simbólico de un proceso de recuperación que ha permitido reencontrarse con la esencia de una de las obras más influyentes del Renacimiento nórdico.

Un equilibrio entre pasado y futuro

En última instancia, el traslado del Retablo de Gante representa mucho más que una decisión museológica: es una declaración de principios sobre cómo debe cuidarse y presentarse el patrimonio cultural en el siglo XXI. La combinación de tecnología, respeto por el espacio sagrado y accesibilidad crea un modelo ejemplar de conservación contemporánea.

Además, el nuevo entorno refuerza el carácter místico de la obra. Al entrar en la Capilla del Sacramento, el visitante percibe una atmósfera silenciosa y luminosa que invita a la contemplación. Allí, frente al Cordero Místico, la mirada se detiene y el tiempo parece suspenderse.

En definitiva, este cambio de lugar devuelve al Retablo de Gante su papel original: el de ser una puerta entre lo humano y lo divino. Y al mismo tiempo, demuestra que la modernidad, lejos de amenazar al arte antiguo, puede convertirse en su mejor aliada cuando se trabaja con sensibilidad, conocimiento y amor por la belleza.