Lookxury

El rosa ilumina una casa mallorquina de los años 80

Por Redacción

|

Holzrausch y el espíritu de Luis Barragán

En Mallorca, entre la calma del Mediterráneo y el frescor de los pinos, una villa con piscina de los años 80 ha sido transformada en un refugio contemporáneo. El estudio de diseño Holzrausch, con sede en Múnich, ha llevado a cabo una intervención que trasciende la mera renovación para convertir esta residencia en una obra de arte habitable. La clave de este proyecto se encuentra en la inspiración cromática del arquitecto mexicano Luis Barragán, cuyo legado de luz y color se reinterpreta ahora en un contexto mediterráneo.

Una metamorfosis con sentido

La intervención de Holzrausch no se limitó a actualizar la vivienda en términos funcionales. En realidad, se trató de insuflar un nuevo espíritu a la casa, respetando su estructura original pero reimaginando su narrativa espacial. A partir de este planteamiento, la villa adquiere una personalidad única, donde la tradición de los años 80 dialoga con un lenguaje contemporáneo cargado de emoción y precisión artesanal.

El muro rosa que transforma la piscina

Uno de los elementos más sorprendentes del proyecto es el muro rosa que abraza la piscina. Más allá de un gesto estético, este color intenso actúa como símbolo y como atmósfera. Durante la mañana refleja la serenidad del amanecer, al mediodía resplandece con fuerza bajo el sol mallorquín y al atardecer se suaviza en tonos cálidos que invitan a la contemplación. De esta manera, el espacio exterior se convierte en un escenario cambiante, donde el agua y el color dialogan constantemente.

El rigor de Holzrausch en cada detalle

El estudio Holzrausch, fundado en 1998, combina diseño y producción en un mismo taller, lo que garantiza un control absoluto de la calidad y la coherencia en cada proyecto. En esta villa, su filosofía se traduce en interiores a medida, mobiliario integrado y acabados que equilibran modernidad y tradición. La madera natural, la piedra y los revestimientos satinados conviven con la audacia cromática, creando una sensación de lujo discreto y auténtico.

Un refugio para vivir el lujo

La villa no solo deslumbra por su estética, sino también por la experiencia que propone. Cada espacio ha sido pensado para favorecer la conexión con el entorno: los interiores se abren al exterior, las transiciones entre estancias son fluidas y la piscina se convierte en el verdadero corazón de la casa. Así, cada momento cotidiano se eleva a la categoría de ritual, ya sea un baño matinal, una conversación al aire libre o una velada bajo las estrellas.

El color como emoción

Luis Barragán afirmaba que lo esencial en la arquitectura es la atmósfera creada por la luz y el color. Ese principio inspira la intervención de Holzrausch en Mallorca. El rosa, en diálogo con el azul del cielo y el verde del paisaje, construye una paleta viva que despierta emociones. En consecuencia, la villa se convierte en un ejemplo de cómo el diseño contemporáneo puede conjugar emoción, funcionalidad y lujo sin necesidad de artificios.

Un nuevo icono mediterráneo

La transformación de esta villa demuestra que el lujo del siglo XXI no reside en la ostentación, sino en la capacidad de emocionar. Al unir la precisión alemana de Holzrausch con la poética cromática de Barragán, el resultado es un refugio sofisticado y atemporal. De esta manera, la casa mallorquina deja atrás su pasado ochentero para proyectarse hacia el futuro como un nuevo icono de la arquitectura residencial mediterránea.