En un rincón exclusivo de Beverly Hills, en lo más alto de las colinas de Los Ángeles, se alzaba una mansión que parecía salida de un sueño dorado: doce dormitorios, veinticuatro baños, una piscina de borde infinito y la promesa de una vida privada y espectacular para una de las parejas más mediáticas del planeta. Sin embargo, lo que comenzó como un símbolo de unión para Jennifer Lopez y Ben Affleck terminó convirtiéndose en un recuerdo caro de un amor que se desvanecía entre los flashes de Hollywood.
Un capricho de ensueño
Corría el mes de mayo de 2023 cuando JLo y Ben Affleck, recientemente casados, pusieron fin a una extensa búsqueda inmobiliaria que acaparó titulares durante más de dos años. Finalmente, adquirieron una mega-mansión por 60,85 millones de dólares en el corazón de Beverly Hills. Un refugio de más de 3.500 metros cuadrados construidos, oculto tras calles privadas y rodeado de naturaleza exuberante.
Cada rincón parecía diseñado para el lujo sin concesiones: un ring de boxeo, gimnasio profesional, spa, sauna, una sala de cine con aforo digno de un estreno y un garaje con espacio para más de 12 coches. Afuera, una pista de pickleball y canchas de baloncesto completaban el panorama de una vida digna de una estrella de cine y una diva del pop.
El Estilo, la tensión y el compromiso
Aunque la compra representaba un hito en la historia de su relación, fuentes cercanas a la pareja revelaron que esta propiedad no fue del gusto de ambos. Mientras Affleck apostaba por una arquitectura más contemporánea y sobria, Jennifer soñaba con un refugio más romántico, con alma mediterránea, posiblemente en tonos claros, columnas, jardines geométricos y elegancia atemporal.
“La casa fue una concesión importante de Jennifer para adaptarse a los gustos de Ben”, confesó un allegado a la prensa. Aun así, la artista no tardó en personalizar su vestidor —su espacio más íntimo— con alfombras beige, cortinas color champán y recuerdos de su icónica carrera en forma de bocetos enmarcados de sus vestidos de gala.
Cuando el glamour no basta
En julio de 2024, tan solo un año después de la compra, la mansión fue puesta en el mercado por 68 millones de dólares. Las alarmas se dispararon en el mundo del espectáculo. En enero de 2025, los rumores se confirmaron: el divorcio era oficial. Y con él, la venta de la casa se convirtió en parte del proceso de separación de bienes.
A pesar de haberla listado a un precio superior, finalmente fue vendida por 64 millones de dólares a una pareja de Nueva Jersey, lo que supuso no solo la pérdida del hogar conyugal, sino también una pérdida económica estimada en millones, si se considera el coste de reformas, impuestos y comisiones de venta.
Un Nuevo Comienzo
Tras el cierre de ese capítulo, Jennifer Lopez ha sido vista explorando nuevas propiedades en Los Ángeles. Entre las opciones que más han llamado la atención está la lujosa Azria Estate, una mansión de 55 millones en Holmby Hills con 14 dormitorios, 25 baños, una piscina climatizada de diseño y una pista de tenis oculta entre jardines de ensueño. ¿El nuevo palacio para la Reina del Bronx?
Mientras tanto, JLo sigue brillando en su carrera artística, luciendo diseños de alta costura en alfombras rojas y lanzando proyectos de belleza y música. Porque si algo ha demostrado a lo largo de los años es que, para ella, cada cierre marca un nuevo y poderoso renacer.