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La huella de Óscar de la Renta en Casa de Campo

Por Redacción

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La Romana, República Dominicana. Casa de Campo no es solo uno de los complejos turísticos más exclusivos del Caribe. Es también el escenario donde Óscar de la Renta dejó una parte esencial de su estética, su visión y su compromiso con el país. Lo que nació en los años setenta como un retiro privado se transformó con el tiempo en un resort legendario, un lugar donde arquitectura, cultura y naturaleza se entrelazan. Y en ese relato, la figura del diseñador dominicano ocupa un lugar central.

De un ingenio azucarero al destino más selecto del Caribe

La historia comenzó cuando Gulf & Western decidió reconvertir parte de sus tierras cañeras en La Romana en una comunidad residencial junto al mar. El magnate Charles Bluhdorn, artífice del proyecto, contó con la mirada cómplice de su amigo Óscar de la Renta, quien aportó su sensibilidad a la concepción del lugar. Tras la muerte de Bluhdorn en 1983, el complejo se abrió al público y la familia Fanjul asumió su desarrollo, consolidando un destino pionero en el turismo de lujo dominicano.

El diseñador como vecino y curador de estilo

Óscar de la Renta fue uno de los primeros en adquirir una villa en Casa de Campo. Pero su papel fue mucho más allá del de un residente distinguido: diseñó la atmósfera general del resort en los años ochenta, marcando una impronta inconfundible. Su concepto de elegancia tropical se materializó en espacios que combinaban maderas nobles, piedra coralina, altos ventanales y artesanía local. Su talento para crear ambientes de sofisticación natural se convirtió en una de las señas de identidad de Casa de Campo, y aún hoy se percibe en la arquitectura y la decoración de sus villas.

Jardines y casas como prolongación de su universo creativo

De la Renta trasladó también su pasión por la jardinería a República Dominicana. En Casa de Campo experimentó con un primer jardín inspirado en paisajes asiáticos. Años más tarde, en Punta Cana, desarrolló junto a su esposa Annette un refugio rodeado de jardines que supo reconstruir tras el paso del huracán Georges. Allí, entre uvas de playa y especies nativas, levantó un espacio que refleja la misma mezcla de orden y exuberancia que caracterizaba a sus colecciones de moda. La residencia, con su capilla y su “garden room”, se convirtió en un manifiesto personal de lo que significaba para él habitar el trópico.

Compromiso social y legado humano

Su huella en La Romana no se limitó al plano estético. De la Renta fue un impulsor decisivo del Hogar del Niño, institución educativa y social que atiende a la infancia más vulnerable de la zona. Su implicación personal y su capacidad de convocatoria contribuyeron a convertir este proyecto en un referente de filantropía local, recordando que el lujo verdadero también implica responsabilidad y compromiso con la comunidad.

Casa de Campo, escenario de cultura y grandes nombres

El resort fue testigo de hitos que trascendieron el turismo. En su anfiteatro de Altos de Chavón, Frank Sinatra inauguró en 1982 una tradición de conciertos memorables. Los campos de golf diseñados por Pete Dye, recorridos por figuras legendarias como Arnold Palmer, se convirtieron en destino obligado de la élite deportiva. Y mientras celebraba en 2024 su cincuenta aniversario, Casa de Campo evocaba el legado de Óscar de la Renta como uno de los artífices de su identidad y su proyección internacional.

El estilo que permanece

Cincuenta años después, la esencia de Casa de Campo sigue inspirada por la visión estética de Óscar de la Renta. Sus villas mantienen la escala humana y la sofisticación descalza que él defendía; sus interiores evocan una elegancia sin artificio, capaz de convivir con la frescura de la vida tropical. El complejo ha crecido y diversificado sus servicios, con hotel, marina, restaurantes y más de dos mil residencias privadas, pero conserva ese aire de atemporalidad que tanto debe a la mirada de un creador que entendió como pocos la fusión entre lujo y autenticidad.