Un símbolo eterno de Beverly Hills
Ubicada en el 1011 North Beverly Drive, en pleno corazón de Beverly Hills, la mansión conocida como Beverly Estate ha sido testigo de casi un siglo de glamour y poder. Originalmente fue bautizada como “Beverly House” o “Hearst Mansion”, pero cambió oficialmente de nombre en 2022. Diseñada por el renombrado arquitecto Gordon Kaufmann en 1926, su estilo combina el clasicismo europeo con el lujo californiano.
En efecto, su construcción fue encargada por el banquero Milton Getz, aunque pronto se convirtió en el refugio favorito de las élites de Hollywood.
Entre el mito y la grandeza
A lo largo de las décadas, esta propiedad se transformó en un escenario de grandes historias. Fue hogar de la actriz Marion Davies y del magnate de la prensa William Randolph Hearst, quien se mudó allí tras abandonar su legendario castillo de San Simeon.
Asimismo, la casa ha aparecido en películas icónicas, incluyendo escenas de “El Padrino” (1972), consolidando su estatus como una joya cultural.
Por otro lado, no solo destaca por su historia cinematográfica, sino también por su influencia en la arquitectura residencial de lujo de la región.
Crisis, subastas y un nuevo comienzo
Sin embargo, no todo ha sido esplendor. En 2021, la mansión enfrentó una complicada subasta judicial tras la bancarrota de su anterior propietario. Su precio inicial, de casi 195 millones de dólares, fue reducido varias veces hasta ser adquirida por el inversionista Nicolas Berggruen por unos 63 millones.
Posteriormente, Berggruen amplió el terreno comprando parcelas adyacentes, logrando así una extensión total de más de 5,5 acres (alrededor de 2,2 hectáreas). Este hecho marcó el renacimiento de la Beverly Estate, que pasó de símbolo del exceso a ejemplo de renovación inteligente.
Arquitectura de ensueño
Actualmente, la propiedad cuenta con más de 4.600 metros cuadrados en la residencia principal, 28 dormitorios, 38 baños y amplios jardines diseñados por Paul Thiene. Entre sus joyas se encuentran una galería de entrada de 15 metros, una biblioteca de dos pisos, una piscina casi olímpica, una pista de tenis y un salón de estilo art déco.
Además, el interior conserva detalles originales, como chimeneas talladas a mano, techos abovedados y mosaicos italianos, que evocan la elegancia de los años treinta.
De esta manera, la mansión equilibra lujo clásico con modernidad, adaptándose a las exigencias contemporáneas.
El futuro de un ícono
En conclusión, la Beverly Estate representa mucho más que una casa de lujo: es un testimonio de la evolución del poder y el estilo en Hollywood. Por un lado, mantiene su prestigio como escenario de películas y eventos exclusivos; por otro, demuestra que incluso los símbolos más majestuosos pueden reinventarse.
Así, entre tradición y modernidad, la Beverly Estate sigue brillando, una mezcla perfecta de historia, arquitectura y leyenda que continúa fascinando al mundo.
 
								