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La Pausa, el sueño eterno de Chanel

Por Redacción

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Entre historia, lujo y cultura

En lo alto de las colinas de Roquebrune-Cap-Martin, frente a la inmensidad del Mediterráneo, se alza La Pausa, el mítico refugio de Gabrielle Chanel. Tras décadas de discreción, la villa vuelve a brillar con renovada fuerza gracias a una restauración monumental. Así, el inmueble se reinventa como un escenario donde convergen historia, lujo y creatividad.

La historia de La Pausa comienza a finales de los años veinte. Diseñada por el arquitecto Robert Streitz bajo las instrucciones de Chanel, la villa fue inspirada en la sobriedad monástica de la abadía de Aubazine, donde la diseñadora pasó parte de su infancia. De este modo, los muros blancos, los arcos de piedra y la atmósfera minimalista transmiten un estilo singular: austero, pero profundamente sofisticado.

El epicentro de la creación

No obstante, La Pausa fue mucho más que una casa de verano. Desde sus orígenes se convirtió en un lugar de encuentro para artistas e intelectuales. Allí se dieron cita Salvador Dalí, Jean Cocteau, Pablo Picasso y Winston Churchill. En sus salones se cruzaron conversaciones sobre arte, literatura, moda y política, convirtiendo la villa en un auténtico laboratorio cultural de la Riviera Francesa.

A medida que avanzaba el siglo, La Pausa se consolidó como un símbolo de la modernidad de Chanel. No era un simple refugio, sino un manifiesto arquitectónico y vital que mostraba la esencia de una mujer adelantada a su tiempo.

Una restauración con visión

Con el paso de los años, el silencio envolvió la villa. Sin embargo, Chanel decidió devolverle su esplendor. Durante cinco años, bajo la dirección del arquitecto Peter Marino, se llevó a cabo una restauración minuciosa que devolvió a La Pausa su atmósfera original de los años treinta.

En este proceso se cuidaron todos los detalles. Desde las alfombras y muebles originales hasta la célebre cabecera dorada del dormitorio de Chanel, cada objeto recuperó su lugar. Al mismo tiempo, la villa fue equipada con sistemas modernos de climatización sostenible y energía renovable. De esta manera, tradición y modernidad se integran en un diálogo perfecto.

De residencia privada a centro cultural

A diferencia de otras casas históricas que se convierten en museos, La Pausa apuesta por un modelo dinámico. La villa ha sido concebida como un espacio cultural vivo, en el que se desarrollan residencias para escritores y artistas, así como cenas íntimas, representaciones teatrales, conciertos de cámara y grabaciones de podcasts.

La reapertura oficial en junio de 2025 fue acompañada por un ballet contemporáneo en la pista de tenis, dirigido por Boris Charmatz y acompañado por la voz de Alice Smith. Este gesto simbolizó la nueva vida de La Pausa: un espacio donde el arte contemporáneo dialoga con la herencia de Chanel.

A partir del otoño, se pondrá en marcha un programa internacional de residencias artísticas. Gracias a ello, la villa seguirá proyectándose como un enclave creativo de referencia en la Costa Azul, aunque siempre con acceso restringido y exclusivo.

El lujo en su estado más puro

Más allá de la restauración arquitectónica, La Pausa se ha transformado en un destino de lujo reservado a muy pocos. Sus suites, disponibles bajo reserva estricta, ofrecen un equilibrio entre el minimalismo original y las comodidades contemporáneas: spa privado, piscina, servicio de chef y estilista personal, domótica y traslados en coches clásicos o embarcaciones históricas.

Las tarifas, que superan los ocho mil euros por noche, refuerzan su carácter excepcional. Así, el verdadero lujo de La Pausa no se encuentra en lo ostentoso, sino en lo intangible: la posibilidad de habitar, aunque sea fugazmente, la visión estética y vital de Gabrielle Chanel.

Un símbolo eterno

Hoy, La Pausa regresa como un emblema de autenticidad y exclusividad. Su arquitectura sobria, su historia cultural y su papel actual como centro creativo la convierten en mucho más que una villa en la Riviera. Es, en realidad, un reflejo íntimo de la mujer que transformó la moda y el concepto de libertad femenina en el siglo XX.

En un mundo donde el lujo se mide por la autenticidad y la singularidad, La Pausa se erige como un recordatorio de que la grandeza reside en lo esencial. Allí, entre el murmullo de las olas y la serenidad de sus muros blancos, todavía resuena la invitación de Chanel a detenerse, contemplar y crear.