Una tradición que respira historia
En la bahía de Monterey, donde el Pacífico rompe con una elegancia contenida y los atardeceres se encienden en tonos dorados, cada septiembre la música se convierte en destino. Allí, en el Monterey County Fairgrounds, se celebra desde 1958 un rito sonoro que ya es patrimonio cultural: el Monterey Jazz Festival. En 2025, el encuentro alcanza su edición número 68 y lo hace con la certeza de ser mucho más que un festival, con la seguridad de representar un estilo de vida en el que lujo, historia y vanguardia se entrelazan con la cadencia del jazz.
Voces que marcan el presente
El público que acude a Monterey no busca únicamente conciertos: viene a habitar una atmósfera. A caminar entre escenarios que recuerdan a leyendas como Miles Davis o Billie Holiday y a descubrir nuevas voces que prometen trazar el futuro del género. Este año, la apuesta gira hacia la expresión vocal con artistas de la talla de Gregory Porter, Dianne Reeves o Ledisi, cuyo tributo a Dinah Washington se anuncia ya como uno de los momentos culminantes. Junto a ellos, figuras emergentes como Dominique Fils-Aimé o Ekep Nkwelle dibujan un paisaje sonoro que oscila entre la tradición y la sorpresa.
Escenarios con alma
La experiencia en Monterey no se mide en números, aunque la cifra de 79 conciertos en tres días pueda impresionar. Se mide en la intimidad de espacios como el renacido Dizzy’s Den, cerrado desde la pandemia y recuperado para quienes valoran la cercanía entre artista y público. O en la sofisticación del nuevo Pacific Jazz Café, un salón de 300 asientos fruto de la colaboración con SFJazz, diseñado para escuchar cada nota como si fuera un secreto compartido.
Una experiencia pensada para el detalle
Los organizadores, conscientes del carácter exclusivo de la cita, han refinado el ritmo del festival: sets más largos para saborear sin prisa, horarios ajustados para resguardar al público del frío nocturno, servicios pensados para una audiencia exigente que busca tanto comodidad como excelencia artística. En paralelo, el compromiso con la educación musical y las orquestas juveniles sigue siendo un pilar que le otorga a Monterey un aura de legado, de inversión en el futuro.
El verdadero lujo del jazz
Asistir al Monterey Jazz Festival es vivir un fin de semana en el que la música se viste de gala. Es dejarse llevar por la calidez de una copa de vino californiano mientras el contrabajo marca el pulso de la noche. Es una celebración del jazz como arte total, capaz de emocionar y de seducir a quienes saben que el verdadero lujo no se ostenta: se escucha, se siente, se recuerda.
Del 26 al 28 de septiembre, Monterey abrirá sus puertas a melómanos, coleccionistas de experiencias y amantes de la cultura. Y allí, bajo el cielo de California, el jazz volverá a sonar con la promesa de que cada acorde es un fragmento de eternidad.
