Un cielo madrileño entre el lujo y el celuloide
En pleno corazón de Madrid, la séptima planta del Four Seasons Hotel Madrid se convierte, durante las noches del 2 y el 9 de octubre, en un escenario suspendido entre el cielo y la gran pantalla. Allí, la terraza de Dani Brasserie presenta una experiencia que trasciende los límites de la gastronomía: “Dani’s Cinema Club”, un ciclo donde el cine y la alta cocina se encuentran bajo las estrellas.
La propuesta es tan original como exquisita. En cada sesión, la proyección se acompaña de un menú inspirado en la película elegida, diseñado por el equipo creativo del chef Dani García. Es, en definitiva, un ejercicio de sensibilidad culinaria que convierte el acto de cenar en una secuencia cinematográfica, donde cada plato dialoga con las emociones de la historia proyectada. Así, el resultado es una velada que combina arte, memoria y placer sensorial en uno de los lugares más exclusivos de la capital.
Un ritual de hedonismo y sofisticación
Lejos de ser una simple cena temática, “Dani’s Cinema Club” se revela como un ritual hedonista cuidadosamente orquestado. La terraza, con sus vistas privilegiadas al Madrid más majestuoso, se transforma en un set cinematográfico al aire libre. Luces suaves, mantelerías impecables, detalles florales y una iluminación que recuerda a los viejos cines de verano reinterpretan la magia del séptimo arte con el sello de sofisticación que distingue a Dani Brasserie.
Por otro lado, la experiencia comienza con un cóctel de bienvenida, un guiño a la época dorada del cine, antes de que se inicie la proyección. A continuación, los comensales disfrutan de una sucesión de platos que reinterpretan los sabores emblemáticos de la película elegida. El ritmo, como en el mejor montaje, está pensado al segundo: cada pase llega en el momento justo, con texturas, aromas y colores que acompañan las escenas que aparecen en pantalla.
El romanticismo de Pretty Woman
El 2 de octubre, la protagonista es Pretty Woman, un clásico cuya elegancia y romanticismo inspiran un menú que rinde homenaje a su icónica cena de los escargots. Reinterpretados con el estilo creativo y contemporáneo de la casa, los sabores se envuelven en un juego de guiños, nostalgia y sofisticación. De esta forma, cada plato se convierte en una escena, cada bocado en una emoción que trasciende el tiempo.
Una noche de misterio y despedida
Finalmente, la noche del 9 de octubre marca el cierre del ciclo con una proyección sorpresa, una despedida diseñada para mantener el misterio hasta el último instante. Este final de temporada promete consolidar a “Dani’s Cinema Club” como una cita imprescindible para quienes buscan experiencias culinarias fuera de lo común, donde la gastronomía se convierte en arte efímero.
La alta cocina como lenguaje emocional
En esta iniciativa se percibe la esencia del universo gastronómico de Dani Brasserie: una cocina que no solo alimenta, sino que narra. Cada plato es un fotograma, cada textura una metáfora, cada combinación de sabores una historia. De hecho, la conexión con el cine no es casual; ambos comparten el poder de evocar recuerdos y despertar emociones a través de la estética y los sentidos.
Asimismo, la terraza, abierta al cielo madrileño, acoge a un público selecto que entiende la cena no como un acto cotidiano, sino como una celebración. El servicio, preciso y atento, se mueve con la coreografía de un rodaje; el ambiente, íntimo y refinado, envuelve a los invitados en una experiencia tan exclusiva como efímera.
Madrid, capital del lujo experiencial
Con esta propuesta, el Four Seasons Hotel Madrid reafirma su posición como epicentro del lujo contemporáneo, donde la hospitalidad se convierte en arte y la gastronomía en un lenguaje cultural. Al mismo tiempo, Dani Brasserie, con su inconfundible mezcla de técnica, creatividad y elegancia andaluza, vuelve a situarse en la vanguardia de la escena gourmet europea.
En el cruce entre la emoción del cine y la excelencia gastronómica, “Dani’s Cinema Club” celebra la vida como solo el lujo auténtico sabe hacerlo: con discreción, sutileza y una impecable atención al detalle. Bajo el cielo de Madrid, las noches de octubre adquieren así el sabor inolvidable de una película que, una vez vista, se desea revivir.
