Un santuario contemporáneo en el corazón de Encino
En lo alto de Woodvale Road, en el exclusivo barrio de Encino (Los Ángeles), se alza Onin, una mansión que ha captado la atención del mercado inmobiliario internacional por su estética, su concepto cultural y su impecable ejecución. Concebida como una interpretación moderna de la elegancia japonesa, la residencia combina tradición, artesanía y tecnología de vanguardia en un conjunto que supera los 1.800 metros cuadrados construidos sobre más de 5.000 metros cuadrados de terreno.
Lejos de ser una vivienda convencional, Onin se presenta como una experiencia sensorial: un espacio donde el equilibrio, la serenidad y la sofisticación dialogan en cada detalle.
Filosofía japonesa transformada en arquitectura
El nombre Onin hace referencia al período japonés Ōnin (siglo XV), una etapa histórica marcada por conflictos de la que, paradójicamente, surgieron nuevas expresiones artísticas y modelos estéticos. Inspirados en esa idea de renacimiento creativo, los diseñadores del proyecto —encabezados por el arquitecto Eran Gispan y el interiorista Jae Omar— plasmaron una narrativa visual que combina armonía, minimalismo y fuerza escultórica.
La fachada, revestida con la técnica tradicional shou-sugi-ban, donde la madera se somete a un quemado controlado para aumentar su durabilidad, confiere a la vivienda un aura solemne y contemporánea. No es solo una elección estética: es un guiño a la ancestral relación japonesa entre naturaleza, tiempo y materia.
Interiores que fluyen entre luz, piedra y madera
Al atravesar la puerta principal —una pieza monumental giratoria que marca el inicio del recorrido sensorial— el visitante accede al llamado “Butterfly Pavilion”. Este espacio de doble altura se construye como un manifiesto arquitectónico: paneles de mármol bookmatched que parecen desplegarse como alas, ventanales envolventes que difuminan los límites entre interior y exterior y una atmósfera de calma que anticipa la esencia del resto de la residencia.
Los materiales naturales dominan todo el proyecto. Suelos de roble ancho, muros pétreos, pantallas correderas de inspiración shoji y una selección de piezas artesanales contemporáneas conforman un interiorismo cálido, refinado y profundamente coherente. La cocina, totalmente equipada con mobiliario Molteni diseñado por Vincent Van Duysen, subraya ese equilibrio entre estética y funcionalidad.
Lujo para cuerpo y alma
Con nueve dormitorios y más de diez baños, Onin incorpora una serie de espacios diseñados para el bienestar y el entretenimiento. Destaca una sala de cine para quince personas, un spa completo con sauna, baño de vapor y piscina fría, además de diversas instalaciones deportivas: pista de tenis, cancha de baloncesto y área de bocce ball.
El exterior es, por sí solo, una obra de arte. La piscina de borde infinito de 20 metros se funde visualmente con una cascada de mármol, creando un espectáculo natural que se integra en los jardines y terrazas que rodean la propiedad.
Una obra maestra con sello de exclusividad
Tras alcanzar un precio de mercado cercano a los 26 millones de dólares, Onin se posicionó como una de las residencias más codiciadas del Valle de San Fernando. Su fusión de tradición japonesa, diseño de autor y lujo contemporáneo la convierten en una referencia arquitectónica y en una pieza única dentro del mercado de propiedades de alta gama.
