Imagina despertar cada mañana con la sensación de estar en un santuario frente al mar, donde la calma se respira en cada rincón y la belleza se despliega con naturalidad. Eso es lo que propone el “resort-core”, la tendencia que redefine el lujo contemporáneo convirtiendo el hogar en un espacio donde la vida se experimenta como un viaje eterno. No se trata de escaparse, sino de traer a casa la atmósfera de los mejores resorts del mundo.
El concepto surge como respuesta a un deseo profundo: vivir rodeados de experiencias que nutran el cuerpo y el espíritu. Si el “quiet luxury” puso en valor la discreción y la sofisticación atemporal, el “resort-core” eleva esta idea creando entornos donde la estética, el confort y el bienestar se entrelazan. La casa deja de ser un simple refugio para convertirse en el epicentro de una vida hedonista, sensorial y serena.
Las grandes firmas han entendido que el verdadero lujo hoy es emocional. Hoteles icónicos como Aman o Four Seasons colaboran con Le Labo, Bvlgari o Dior para llevar a los hogares aromas exclusivos, ropa de cama envolvente y objetos diseñados para transformar el día a día en un ritual placentero. También nacen pop-ups inmersivos que recrean suites de hotel con detalles artísticos, fragancias y mobiliario que invitan a vivir la experiencia antes de incorporarla a la intimidad del hogar.
Los códigos del “resort-core” son claros: materiales nobles como lino, madera y piedra; paletas suaves que evocan la calma mediterránea; luz cálida que baña los espacios con la serenidad de un atardecer. Se suman aromas que transportan a playas lejanas, música envolvente que acompaña cada instante y pequeños rituales que convierten la rutina en placer. Es crear un hogar que no solo se vea hermoso, sino que se sienta como una experiencia transformadora.
¿Por qué ahora? Porque la idea del lujo ha cambiado. Ya no se mide por la cantidad de destinos en la agenda, sino por la calidad de cada momento. En un mundo acelerado, el verdadero privilegio es vivir despacio, rodeados de belleza, sin esperar a las vacaciones para sentir que la vida es un viaje. El lujo del futuro no está en un billete de avión, sino en la atmósfera que creamos en casa.
El “resort-core” no es una tendencia pasajera: es una declaración de principios. Es decidir que cada mañana puede tener el aroma de la libertad, que cada espacio puede ser un refugio para el alma. Porque el verdadero lujo no consiste en escapar, sino en aprender a habitar el paraíso todos los días.