Una visión contemporánea del lujo relojero
En primer lugar, Richard Mille reafirma su posición como una de las casas más innovadoras de la alta relojería con el RM 63-02 Automatic Worldtimer, una pieza que reinterpreta la complicación de hora mundial desde un enfoque radicalmente moderno. Pensado para el viajero global del siglo XXI, este reloj no solo mide el tiempo, sino que lo organiza, lo simplifica y lo convierte en una experiencia intuitiva.
En un contexto donde el lujo se define por la innovación y la exclusividad, Richard Mille vuelve a demostrar que su lenguaje estético y técnico se sitúa varios pasos por delante de la tradición.
El viaje como punto de partida
Desde su concepción, gira en torno a la idea del movimiento constante. A diferencia de los worldtimers clásicos, este modelo permite ajustar los husos horarios mediante un gesto tan simple como girar el bisel. Así, la ciudad de referencia se selecciona de forma inmediata, sincronizando la hora local con el resto del mundo.
Esta solución técnica, además de elegante, responde a una necesidad real: facilitar el uso de una complicación compleja sin renunciar a la precisión mecánica.
Innovación técnica al servicio de la funcionalidad
El sistema de hora mundial integrado en el bisel constituye uno de los grandes avances del RM 63-02. Este mecanismo actúa directamente sobre la rueda horaria, alineando los 24 husos con absoluta exactitud. Un anillo interior de 24 horas, con indicación día y noche, completa una lectura clara y eficaz.
El resultado es un reloj altamente técnico que, sin embargo, se maneja con naturalidad, un equilibrio poco habitual en la alta relojería.
Diseño redondo con identidad propia
Por otro lado, el RM 63-02 introduce una caja redonda de 47 milímetros, una elección poco común en la firma, pero perfectamente integrada en su ADN visual. La combinación de oro rojo 5N microgranallado y titanio grado 5 aporta contraste, ligereza y una presencia contundente en la muñeca.
Los juegos de acabados refuerzan la profundidad estética de la pieza, subrayando su carácter técnico y contemporáneo.
Mecánica visible y precisión absoluta
En el interior late el calibre automático CRMA4, desarrollado específicamente para este modelo. Ofrece horas, minutos, fecha de gran tamaño y visualización de los husos horarios, con una reserva de marcha cercana a las 50 horas.
La arquitectura abierta del dial permite observar el movimiento, integrando la mecánica como parte esencial del diseño y reforzando el vínculo entre ingeniería y estética.
Exclusividad y proyección icónica
Como es habitual en Richard Mille, el RM 63-02 Automatic Worldtimer se presenta en una edición limitada a 100 unidades. Esta producción extremadamente reducida refuerza su atractivo entre coleccionistas y consolida su estatus dentro del segmento más exclusivo del lujo relojero.
En definitiva, no es solo un reloj, sino una declaración de intenciones: una pieza que refleja poder, movilidad y una forma contemporánea de entender el tiempo. Un objeto diseñado para quienes viven a escala global y exigen que cada segundo esté bajo control.
