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Royal Oak: Medio siglo de elegancia rebelde

Por Redacción

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Un giro audaz en la historia de la alta relojería

En el mundo de la relojería suiza, hay momentos que marcan un antes y un después. Uno de ellos ocurrió en 1972, cuando la prestigiosa casa Audemars Piguet lanzó un modelo que rompería con todos los esquemas tradicionales: el Royal Oak. Creado por el legendario diseñador Gérald Genta, este reloj no solo desafió la estética de la época, sino que sentó las bases para lo que hoy conocemos como el reloj deportivo de lujo.

Con un diseño que en su momento fue tan disruptivo como elegante, el Royal Oak introdujo por primera vez un reloj de acero con precio y acabados comparables a los de una pieza de oro. Su bisel octogonal, inspirado en los cascos de los buzos clásicos, y su brazalete integrado en la caja —una verdadera hazaña técnica para la época— hicieron de este modelo una declaración audaz de estilo, tecnología y visión.

Diseño, materiales y una firma inconfundible

El Royal Oak no solo sobresale por su apariencia única. Desde su debut, ha destacado por incorporar elementos nunca antes vistos en relojería: tornillos visibles en el bisel, acabados satinados de alto nivel y una arquitectura de caja monobloque que desafiaba los métodos de fabricación convencionales.

Su emblemática caja de 39 mm —denominada por los coleccionistas como «Jumbo»— albergaba un calibre ultra delgado, lo que permitía una elegancia inusual para un reloj deportivo. El diseño de Genta no solo fue una revolución estética, sino también un manifiesto técnico que posicionó a Audemars Piguet como una firma visionaria dentro de la relojería suiza.

Hoy, el Royal Oak está disponible en múltiples versiones: de acero, oro, cerámica y titanio; con complicaciones como cronógrafo, calendario perpetuo y tourbillon. Aun así, todas comparten ese ADN inconfundible que hace que incluso a 10 metros de distancia un entusiasta sepa: eso es un Royal Oak.

Del rechazo al culto: el ascenso del Royal Oak

En sus primeros años, el Royal Oak fue un reloj incomprendido. Su precio elevado para ser de acero y su estética transgresora causaron escepticismo en el mercado. Pero con el paso del tiempo, coleccionistas, celebridades y conocedores comenzaron a ver en él una pieza única, adelantada a su tiempo. Hoy es uno de los modelos más codiciados del planeta.

Su éxito ha sido tal que muchas otras marcas de alta relojería han seguido su estela, dando origen a una nueva categoría: los relojes deportivos de lujo, una clase dominada por nombres como el Nautilus de Patek Philippe y el Overseas de Vacheron Constantin, ambos también diseños de Genta.

Más que un reloj: un ícono cultural

A más de 50 años de su nacimiento, el Audemars Piguet Royal Oak no ha perdido vigencia. De hecho, se ha convertido en un símbolo de sofisticación, rebeldía y estilo. Su presencia en muñecas de artistas como Jay-Z, LeBron James o John Mayer demuestra que su atractivo va mucho más allá del mundo de la relojería.

Cada edición limitada, cada colaboración especial, cada iteración del Royal Oak se convierte en un evento. Y es que más allá de los materiales nobles o las complicaciones mecánicas, este reloj representa un espíritu inquebrantable: el de atreverse a cambiar las reglas.

El Royal Oak no es solo una joya técnica o un símbolo de estatus: es una historia viva de cómo una idea revolucionaria puede cambiar una industria entera. En un mundo donde muchas casas relojeras miran hacia atrás en busca de inspiración, Audemars Piguet sigue mirando hacia adelante… con el Royal Oak como estandarte eterno de innovación y atrevimiento.