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The Pink Palace en el corazón de Bel Air

Por Redacción

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En la exclusiva avenida Copa De Oro Road, dentro del prestigioso enclave de East Gate Bel Air en Los Ángeles, se levanta una de las propiedades más icónicas del vecindario: The Pink Palace, registrada oficialmente como 363 Copa De Oro Road. Construida en 1940 bajo la visión del arquitecto Gerard Colcord, esta mansión fue concebida como un homenaje al estilo French Country. Su fachada recuerda a las casas campestres francesas del siglo XVIII, revestida con ladrillo rojo y detalles pintados en tonos suaves, mientras que en su interior destacan los acabados en madera pulida y los techos altos que evocan sofisticación clásica.

Más allá de la arquitectura, lo que distingue a esta residencia es la fascinante secuencia de propietarios célebres que la han habitado. Cada uno dejó una huella única, convirtiendo a la casa en un símbolo cultural de Hollywood.

Dean Martin y las fiestas interminables

El primer gran propietario mediático fue Dean Martin, leyenda del Rat Pack, quien adquirió la mansión en la década de 1960. Desde ese momento, el inmueble se transformó en escenario de encuentros memorables.

Frank Sinatra, amigo cercano de Martin, relató en un espectáculo de Las Vegas en 1966 que las veladas en la mansión se prolongaban hasta altas horas de la madrugada. Según su divertida anécdota, era la suegra de Martin quien literalmente arrastraba a los invitados hacia el comedor mientras un enorme perro acompañaba la escena. Estos episodios contribuyeron a consolidar la fama de la propiedad como epicentro del glamour nocturno de Hollywood.

La estancia de Martin no solo marcó una era de esplendor social para la mansión, sino que también la posicionó como uno de los puntos de encuentro más deseados de la época dorada del cine y la música.

Tom Jones y la herencia galesa

Con el paso de los años, Martin decidió desprenderse de la mansión. En junio de 1976, la vendió al cantante galés Tom Jones por unos 500.000 dólares, cifra elevada para la época. Desde su llegada, Jones imprimió un sello personal a la propiedad.

Trasladó muebles desde su residencia en Weybridge, Inglaterra, para recrear un ambiente europeo en plena California. Además, reforzó la seguridad con rejas decoradas con dragones galeses, emblema de su tierra natal. Estos cambios no solo dotaron de carácter a la mansión, sino que reflejaron la dualidad entre la elegancia europea y el desenfado californiano.

Nicolas Cage: de la cima al declive

La historia dio un giro en 1998, cuando Nicolas Cage, estrella de Hollywood y ganador del Óscar, adquirió la propiedad por aproximadamente 6,5 millones de dólares. En aquel momento, Cage se encontraba en la cúspide de su carrera y la mansión se convirtió en su refugio privado.

Durante los primeros años, el valor de la propiedad ascendió rápidamente, llegando a estimaciones cercanas a los 35 millones de dólares en pleno auge del mercado inmobiliario de Los Ángeles. Sin embargo, el esplendor fue efímero.

Finalmente, en 2010 perdió la propiedad en una ejecución hipotecaria. Fue entonces subastada por 10,5 millones de dólares al desarrollador Jason Grosfeld, cerrando así un capítulo turbulento en la vida del actor.

El valor actual y su estatus en el mercado

Hoy, The Pink Palace sigue en pie como testimonio de una historia cargada de glamour y drama. De acuerdo con registros inmobiliarios, la mansión cuenta con más de 13.000 pies cuadrados de construcción y seis habitaciones con nueve baños. Aunque actualmente no está en el mercado, su valor estimado ronda los 21,5 millones de dólares.

Este ajuste refleja tanto la volatilidad del mercado inmobiliario de lujo como el carácter atemporal de la residencia. Con un diseño clásico, un linaje de propietarios célebres y una ubicación privilegiada en Bel Air, la mansión conserva intacta su aura de exclusividad.

Más que una casa, un símbolo de Hollywood

Al observar la trayectoria de The Pink Palace, resulta evidente que no se trata simplemente de una vivienda. Su legado trasciende la arquitectura para convertirse en metáfora de la vida en Hollywood: brillante, intensa y, en ocasiones, frágil.

En última instancia, The Pink Palace permanece como un ícono del lujo angelino. Para quienes recorren Copa De Oro Road, su fachada sigue siendo una invitación a imaginar las historias que allí ocurrieron. Y es precisamente esa mezcla de misterio, grandeza y vulnerabilidad lo que la convierte en una pieza insustituible dentro del patrimonio cultural de Hollywood.